Capítulo 3: A la espera

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Cuando subo al coche, toda esa tranquilidad que me habían transmitido mis hermanos se esfuma, siendo sustituida por los nervios.

Intentando tranquilizarme un poco, me muerdo las uñas y miro a mis hermanos. Ellos no parecen nerviosos, aunque la verdad es que tampoco me sorprende. Al fin y al cabo, Mark ya ha tenido la charla y Lía ya lo sabe. Y aunque no lo supieran, tampoco estarían nerviosos, o al menos no lo aparentarían.
Sí, ellos tienen ese extraño don que les hace permanecer impasibles ante cualquier situación, sin importar lo triste que sea. Recuerdo que teníamos un gato llamado Tofu al que queríamos muchísimo, pero se cayó desde el balcón y claro, no sobrevivió. Le hicimos un funeral, y los únicos que lloramos fueron los mellizos y yo, mientras mis hermanos permanecían serios.

A veces esa actitud  les hace parecer un poco fríos y distantes, pero tan rápido como aparece esa faceta suya desaparece. La verdad es que a veces me planteo si son humanos o no, lo que me lleva a imaginarlos como robots. Normalmente cuando lo hago me termina entrando la risa, ya que me imagino a un robot con cara de Mark diciendo: "¿Qué le habéis hecho a mis pantalones?" mientras se pasea por la casa en calzoncillos. Lo juro, siempre que no encuentra sus pantalones se pone a chillar esas cosas, menos cuando está Miranda, que se pone los pantalones del pijama y baja como la gente normal.

Siempre que me acuerdo de esto me entra la risa, así que empiezo a reírme a carcajada limpia en medio del coche mientras mis hermanos me miran extrañados.
-Vic,¿me estás escuchando?- me pregunta mi hermana.

¿Me había estado hablando?

-¿Qué?-respondo- Perdona, estaba pensando en otras cosas.
- Seguro que en alguna de sus chorradas habituales.- comenta Mark-¿Ves? Ya te lo he dicho.-añade al observar que me pongo roja.
- Bueno Vic, te estaba diciendo que no hables en presencia de Toby y Lucy sobre la charla de hoy ¿vale? Por mucho que te pregunten o te rueguen, no puedes decirle absolutamente nada.- dice Lía.
- ¿Tan importante es el tema?-pregunto molesta. De verdad, que pesada está la gente.- Además, tampoco pensaba decírselo.
- Me lo creería de cualquier persona, pero de ti no.- comenta Mark.
- ¿Estás insinuando que no se guardar un secreto?- digo. Esto ya me está empezando a enfadar, ni que fuese una chivata que contaba todo por ahí. ¿De verdad pensaba que iba a contarles algo a unos niños pequeños? No soy tonta, se perfectamente que si les han asustado tanto es porque es un tema que no se puede tratar con ellos.
- Por favor Vic, todos sabemos que no le puedes negar nada a Lucy y a Toby.- dice Mark- Los adoras y eres incapaz de ocultarles algo.

Ese idiota se estaba pasando diciendo que no les niego nada. Vale que alguna vez se me ha escapado algún secretillo, como lo de su fiesta sorpresa ... O cuando les compre a Tofu a pesar de que Miranda era alérgica a los gatos ... O aquella vez en la que les dije el regalo que les habíamos comprado...

Pero no, definitivamente no les consiento todo.

- Al menos yo les demuestro que les quiero, no como tú.- replico.
- Vic, comprarles la tienda entera y quedarte sin dinero no es la única manera de demostrar que les quieres.- dice Mark divertido- Hay formas más simples, y sobre todo más económicas.
- Te voy a...- digo roja de vergüenza. Maldita sea, siempre me termina dejando sin ideas.
- ¿Me vas a qué?- pregunta con mirada desafiante - Vamos, termina la frase. ¿Ya te has quedado sin ideas?
- ¡Basta ya!- dice Lía, que hasta entonces se limitaba a observarnos.- Sois como críos, todo el día igual. Lo que quiero decir es que tengas cuidado a la hora de decir nada. Es por su bien ¿vale?
-Está bien.- suspiro.
- Genial.- responde Lía sonriendo.- Mira, acabamos de llegar.

Bajamos del coche y observo el colegio. Se trata de un enorme edificio gris, imponente, y bastante tristón para mi gusto. Antiguamente era un colegio privado lleno de lujosas instalaciones, ya que ahí se preparaban los hijos de los directores de las empresas más influyentes del país. En la actualidad no ha cambiado mucho, seguimos estudiando los hijos de gente importante, pero ahora también viene gente más normal. Además, el edificio ha sido ampliado varias veces, creando así la Cúpula, una zona restringida a los menores de 19 años. Según los rumores, se trata de una zona llena de instalaciones con la tecnología más actual, en la que solo entran los mejores, que disfrutan de la mejor formación en los 3 años restantes, aunque creo que está relacionado con la charla de hoy. Antiguamente se estudiaba hasta en el colegio a los 18, pero tras la Reforma se ingresa en el colegio a los 7 años y se estudia hasta los 21. Hasta la edad de entrada, se realiza una "preformación", en la que se les enseñan a los niños algunos conocimientos básicos para facilitar así su posterior aprendizaje.

Bipolar (Perfecta Imperfección #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora