El cajón.

Suena fácil

Me siento estancada.

Me siento como si mis pies hubieran sido enterrados bajo una capa de cemento, de ese extra fuerte que no rompe ni el tiempo, y no puedo avanzar.

¿Cuál es la razón? No lo sé, imagino que será la misma que ha sido siempre: yo misma.

Siento que estoy sentada en un viejo banco en mitad de la carretera, dónde no pasan coches ni peatones, y la ciudad más cercana está a millones de kilómetros. No tengo otra opción que esperar sentada a que pase algún autobús que pueda llevarme.

Quiero escribir, pero mi imaginación se ha estancado conmigo y las palabras no fluyen del modo que me gustaría. Aprovecho para estudiar, pero mi mente decide volar a mil sitios diferentes antes que a mis apuntes. Quiero cambiar, el color del pelo, mi maquillaje, o lo que sea, pero cambiar, y a la misma vez me aterra el cambio.

Me siento estancada, y quiero salir de aquí.

Siento que tengo una obligación permanente en la espalda que me recuerda las cosas que debo hacer, y quizás por eso pierdo el interés. Quiero estudiar, porque yo he elegido mi profesión libremente, pero la responsabilidad de no fallar de nuevo la sigo arrastrando. Quiero escribir, pero la necesidad de hacerlo extremadamente bien y destacar sobre el resto me impide disfrutar de esta pasión como me gustaría hacerlo.

Quiero hacer las cosas por mí misma, no para evitar fallar o destacar y publicar.

Suena muy fácil... ¿Verdad?

Pues que alguien me explique el truco.