¿Sabéis esa sensación que te invade cuando vas sentado en el tren y una loca idea cruza vuestra mente? Huir. Saltarse la parada y esperar hasta la última para bajar, sin saber dónde va a llevarte, pero quieres descubrirlo. Quieres huir con la única carga que lleves en la mochila, el poco dinero que contenga el monedero y sin saber cómo transcurrirán las cosas.
Ojala fuera tan fácil.
En multitud de ocasiones he querido hacerlo, empezar a correr sin rumbo fijo, girar hacia la izquierda cuando mis pies lo decidan y seguir de frente hasta que no tenga más remedio que girar. Mojarme cuando llueva, llevar la ropa empapada y el pelo pegado a la cara. Seguir corriendo aún cuando pise los charcos formados en pequeñas honduras de la carretera, lleve los bajos del pantalón de un azul más oscuro que el resto y mis zapatos empapados. Seguir corriendo hasta que deje de llover, hasta que deje la tormenta atrás.
Quiero empezar a correr cuando empieza a chispear, cuando una gotas rebeles anuncian la llegada inminente de una tormenta, quiero correr antes de que me alcance. Huir de las nubes grises que vienen a limpiar las calles con agua. Pero no puedo huir de algo que está por todo el mundo, no puedo huir de cosas básicas y habitante dentro de mí.
Entonces recuerdo.
La tormenta seguirá estando ahí por más que yo intente huir, y correr no hará que desaparezca. Prefiero tirar el paraguas y empezar a bailar bajo la lluvia. Quiero empaparme de cada gota que cae, quiero ponerme chorreando de lo que mañana no será más que una historia que contar, porque la ropa mojada puede secarse, el pelo puede lavarse y siempre habrá un paraguas bajo el que refugiarse, pero si huimos no estaremos haciendo otra que retrasar lo inevitable.
Quiero mojarme, que la tormenta me pase por encima y seguir de pie para dar la bienvenida al arcoíris. Quiero darle la bienvenida a esa mezcla de colores y secarme con el nuevo Sol. Quiero absorber cada rayo de Sol y esperar al próximo baile.
Siempre voy a querer huir, cada vez que esté en una estación de tren voy a querer subirme al tren que consiga llevarme más lejos, y cuando tenga el vagón frente a mi voy a recordar. Siempre voy a recordar que es mejor bailar bajo la tormenta que huir, porque lo que viene después es mil veces mejor que huir.
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El cajón.
RandomQuiero dejar claro que aquí no vas a encontrar ninguna historia narrada, ni siquiera algo continuo o interesante. El Cajón es un lugar donde volcaré mis pensamientos, que pueden ser desde lo más negativo en mis días bajos hasta la positividad absolu...