Hay momentos en los que detesto el mundo en el que vivimos, no el mundo, más bien la sociedad que controla el mundo.
No me gustan esas personas que rigen la sociedad a su gusto y diversión. No me gusta absolutamente nada que sea un escaparate el que nos diga cómo debemos vestir, que talla usar y cómo de altas debemos ser. No me gusta que un par de personas sin vida se aburran hasta el punto de entrometerse en las nuestras, y destruir cada ilusión que, con todo nuestro esfuerzo llegamos a crear.
Detesto a esas personas que se rompen los dedos para escribir en las redes sociales cuanto ansían el cambio de la sociedad, proclaman una igualdad que ellos mismos son incapaces de crear y piden un respeto que no son capaces de dar. Me revuelve el estómago que aquellas personas que piden respeto en el mundo sean las mismas que cuando ven una persona con más peso del que la sociedad permite se crea en la posición de etiquetarle, porque es la misma persona que pide respeto a sus gustos musicales y literarios.
¡Que ese es otro punto! Ahora también estamos en una época que según tus gustos musicales eres mejor o peor persona, porque hay una regla no escrita donde dice que si escuchas reggueton es porque no has cogido un libro en tu vida, o si te gusta la música de The Fray eres un soso de la vida.
Me niego a caer en la trampa que nosotros mismos estamos dejando que tejan alrededor nuestro. Me niego que sea una persona sin sentimientos la que me diga cuanto deben medir mis caderas o mi cintura. Me niego que me pidan un respeto que no me devuelven. Me niego a quedarme callada ante un insulto en forma de campaña publicitaria porque, según parece, así no hace daño. Me niego a que me califiquen de mejor o peor persona por mis gustos musicales.
Me niego a que me etiqueten.
Porque hoy me apetece vestir de negro, pero mañana seguramente vaya de blanco, y eso no significa que sea una persona diferente. Porque voy a seguir peleando por aquello que no me parece justo siempre desde un respeto, para aquellos que me tengan respeto a mí. Porque voy a escribir cosas como estas mientras escucho cualquier tipo de música. Porque voy a salir con mis amigos, quienes son de una variedad infinita. Porque tener una talla diferente, medir más o menos, leer literatura o cómic, o escuchar un tipo de música diferente a la mía no nos hace diferentes. Nos hace humanos.
Cada humano es diferente, es lo que crea el mundo y las variedades de estilos que hemos conllevado por los últimos siglos.
Porque somos humanos, me niego a que un grupo de humanos nos diga al resto cómo debemos ser.
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El cajón.
DiversosQuiero dejar claro que aquí no vas a encontrar ninguna historia narrada, ni siquiera algo continuo o interesante. El Cajón es un lugar donde volcaré mis pensamientos, que pueden ser desde lo más negativo en mis días bajos hasta la positividad absolu...