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a l m a g e m e l a

capítulo final







Un inquietante silencio abundó los alrededores. Ambos no podían escuchar a la gente que estaba gritando y celebrando, cantando y riendo. Las distintas y exuberantes luces se desaparecían en el instante en que tocaban sus siluetas. Fue en un rayo de segundo donde sus expresiones coincidieron. Sus pupilas fueron vacías. Sus manos estaban sueltas y flojas. Sus rodillas temblaron y sus corazones palpitaban en cortos golpes: lentos y duros. Les fue imposible detenerse a tragar saliva y contar los centenares de segundos que se quedaron inmóviles. Mirándose fijo y repasando una y otra vez la situación en su mente. Aunque en realidad todo fue más rápido de lo que sentían.

El rubio fue el primero en reaccionar. Su labio inferior tembló y parpadeó repetidas veces mientras su expresión se deformaba en una mueca de inconformidad, desorientación y miedo. Su ojos fueron a dar al suelo y sintió sus pies querer perder el equilibrio.

Abrió su boca pero palabras no salían. Para él lucía todo aquello como un raro sueño.

Le habían robado el aliento en el segundo en que su mirada recorrió las facciones del moreno. Reconociéndolo. Llamándole por su nombre "Sasuke" silenciosamente dentro de su mente.

Debajo de sus párpados sintió una picazón. Era dolor. Dolor implorando por ser expulsado de la mejor y peor manera en la que era conocido: lágrimas. Pero él las retenía.

Por el lado contrario, el chico de cabellos negros, agitados sutilmente por el viento; había perdido la mirada en uno de los rincones. Su boca formaba una línea recta muy vaga y su rostro solamente expresaba un pensamiento imposible de leer. Estaba en blanco. No pensaba en nada. Por un momento olvidó qué hacía ahí y qué era lo que estaba sucediendo.

Un frío y fuerte golpe a su mejilla fue lo que le despertó. Cerró los ojos y se dejó llevar. Restándole importancia. Palabras fijas y duras intentaban entrar por sus oídos, más él las rechazaba. Su cuerpo yacía tendido en el suelo y sobre él sintió el peso de alguien más: la misma persona que le gritaba a regañadientes.

Su pecho dolía y frunció el ceño. No entendía ni una mierda. Cubrió su rostro con sus antebrazos y abrió los ojos, topándose con aquél rubio que llevaba por la etiqueta de una pesadilla para él mismo. Reaccionó y detuvo las manos del ojizarco. Entendía que estaba quizás desorientado y había perdido el hilo de la situación, pero el orgullo de Sasuke siempre tenía que salir a flote, y no dejaría que nadie le de una paliza sin siquiera defenderse.

— ¡Eres un jodido imbécil!
Y otro golpe se estampó en su rostro. Pero este era diferente. Este era fuerte. Con furia, con dolor, con resentimiento y sobretodo... odio. Naruto no se había contenido en nada como últimamente ambos lo habían hecho. No le importó si le fracturaba algún hueso o si una fuerte mancha u cortada aparecía lista para abrirse en la mejilla del azabache.

Cuando Sasuke miró con rabia al rubio y que este amenazaba con escupirle, un sonoro porrazo fue a dar hasta el mentón del ojizarco. Aprovechó ese momento de desequilibrio para aventarse en contra de él y transformar la situación. Siendo así, como empezaron una cruda pelea a golpes entre ellos, donde la sangre y quejidos de dolor eran las estrellas del espectáculo. Una riña como nunca antes habían tenido.

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