Desafío

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La sangre formaba ya un pequeño charco en el suelo. Aunque la chica que estaba atada a una de las tuberías, que había justo encima de ese charco, no parecía advertirlo. Era una chica rubia que no debía de tener mas de dieciocho años, con el pelo recogido en una coleta atada en la nuca. Llevaba una camiseta que cuando se la puso debió de ser blanca, ahora era más bien negra, también llevaba unos pantalones negros con un agujero en la pierna de donde le salía la sangre. Le habían dado un tiro en la pierna. También parecía tener sangre en el labio y moratones en la cara. Me pregunté cuanto tiempo llevaría allí atada, aguantando golpes de aquellos tres indeseables.

-¿Dónde está Bluesky?-preguntó uno de los tres encapuchados que había delante de ella.

Aunque no les vimos la cara, eran hombres de lo más dispares. Uno era tan grande y fuerte como Patrick o mi hermano. Había uno bajo y delgado. El otro era de la misma constitución ósea que el primero. Los tres vestían también ropas bastantes diferente, a excepción de los pasamontañas negros que le cubrían la cara.

La chica que aún conservaba la sonrisa en la cara, miró con altivez al chico de la izquierda, antes de soltar un escupitajo de color rojo, a sus pies. Al parecer ese era el que había hablado. Desde donde nosotros estábamos no podíamos advertir toda la escena con claridad.

La sala era lo que yo había intuido que sería. Una sala de maquinas, toda llena de grandes aparatos y turbinas. También había otro túnel justo enfrente, por donde supuse que el de mantenimiento se introduciría mas, en la presa.

Habíamos llegado hacía poco, y después de ver aquel panorama nos habíamos escondido detrás de una maquina de succión de agua. Patrick me había ordenado que me mantuviera agachado, pero aún así podía ver, aunque solo fuera un poco, por entre los tubos de la máquina.

-Si lo supiera, no lo diría-murmuró la chica.

-Sabes que vamos a encontrarle de todos modos.

La chica rió y luego desvió la mirada, hacia donde nos escondíamos nosotros, pero no me miró a mí, si no un poco más arriba, miraba a Patrick.

Pero no era posible, estábamos demasiado lejos como para que pudiera siquiera oírnos respirar. Luego volvió a mirar al hombre de la izquierda.

-Terminad ya, no voy a contarte nada.

-Como quieras- el chico levantó la mano que tenía enguantada de cuero negro y dejó ver la pistola que tenía entre ella. En aquel momento vi aquel tatuaje que me atormentaría por mucho tiempo. EL tatuaje que llevaba en la muñeca aquel hombre era una pequeña estrella de color blanca. Un tatuaje de tinta blanca no era muy a menudo en la gente. Luego el chico apretó el gatillo y la chica dejó caer la cabeza hacia atrás. El suelo se llenó de un millón de puntitos rojos, al mismo tiempo que se oyó gorgotear la sangre.

Dios. La había matado a sangre fría enfrente de nuestras narices. Me aparté de allí y me llevé las manos a la barriga para contener las nuevas nauseas que tenía en ella. Luego me limpié la lágrima que me corría por las mejillas.

-Tenemos que llamar a la poli-le dije a Patrick que aún no había dejado de mirar.

-Lo que tenemos, es que irnos-el chico se apartó de allí a toda prisa y me levantó del suelo con un fuerte tirón del brazo que me dejó un calambre durante un buen rato.

-¿Qué?-dije.-La han matado, tenemos que avisar.

El chico siguió tirando de mí con fuerza hacía el túnel por el que habíamos llegado.

-La chica ya esta muerta y nosotros no les hemos visto la cara a esos hombres. ¿Qué vamos a decir a la policía que no vayan a averiguar ellos mismos?

Pequeños PríncipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora