Dos Cartas

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Fue un día cualquiera de finales de aquel mismo Octubre cuando tropecé con ellas al entrar en casa. Había sido el primero en llegar. Por fin habíamos convencido a Peter que debido a que yo me iba a ir a la universidad pronto y que lo iba a necesitar de todos modos, de comprar un nuevo coche. Con él había conducido hasta casa.

Junto con el montón estaban las facturas de la luz, dos del banco y la nueva letra del Volvo negro que habíamos adquirido. También había dos cartas que llevaban mi nombre y dirección, escritas a máquina. ¿Quién mandaba cartas a mano, en vez de e-mail como hacia todo el mundo?, ninguna de ellas llevaba remitente. Me decidí por la más grande y la abrí. A lo mejor eran las respuestas a las solicitudes que había mandado a las universidades, pidiendo ser aceptado y con todas mis notas adjuntas en ellas. No lo era. La carta rezaba así:

Querido Riley,

Si estas leyendo esta carta es por que todos mis intentos por mantenerme cerca de ti, por decirme que esto esta bien, que estarás a salvo, han fracasado. No pienses que no he luchado, por que lo he hecho más que nunca pero me he dado contra un muro de piedra una y otra vez. Fue un sueño hasta mirarte de lejos, pero los dos sabemos que las pesadillas volverán a por mí y no puedo permitir que tú estés en ellas. Tampoco pienses que no has significado nada para mi, aunque hayas sido lo que se deja cuando se elige, pero auque suene egoísta, yo he elegido que sigas con vida. Con la vida que te mereces. Por mucho que me duela o por mucho que no quiera partir hoy, tengo que hacerlo, pero te aseguro que jamás voy a olvidarme de tu pelo, de tus ojos verdes, de tus mirada, de tus labios, de tus caricias, de tus manos, de tus te quiero, de cuando me despiertas, de lo cabezota e imprudente que eres, de la capacidad que tienes para enfadarme y luego alegrarme, te voy a echar de menos, sin embargo te pido que no hagas lo mismo. Olvídate de mí y sigue con tu vida. Estoy seguro de que nadie te querrá como yo, Riley Bryce, pero deseo que encuentres a alguien que pueda hacerte feliz y pueda cumplir tus sueños, por que de verdad que deseo lo mejor par ti, y lo mejor, los dos sabemos que no soy yo. Mi vida, no es la vida que te mereces, por que sé que al final sufrirías y eso me mataría. Aunque parezca mentira, no he llorado escribiendo esta carta, por que no me voy de vacío, he saboreado la felicidad de amarte y eso no me lo quita nadie. Voy a quedarme con el recuerdo de este amor que no pudo ser, pero será, quizás en otro tiempo, o en otra vida y espero que entiendas que este adiós tan precipitado era inevitable. Te quiero y te querré siempre, por que vas a quedarte y de esto no tengas ni la menor duda en un rincón de mi corazón para siempre. Se feliz y no llores. Ama.

Patrick.

El otro sobre era más pequeño y más rectangular. Con las lagrimas todavía en mis ojos, me apresuré a abrirla con la esperanza de aquella mostrara el arrepentimiento de Patrick y me invitara a un nuevo encuentro, que me dijera que todo había sido una cruel broma. No me importaba, yo le perdonaría. Sin embargo lo que leí fue completamente diferente. No entendí su contenido hasta que vi quien la firmaba. La desdoble y la leí.

Hola, pequeño,

Nuevamente me has hecho daño, pero aún así te sigo amando. Como tú mismo me dijiste él es mejor que yo y lo ha demostrado. Me has lastimado hasta el punto en que no puedo con mi propia vida, pero eso no me detiene. Te prometo que voy a regresar a por ti, para hacerte pagar cada una de las lágrimas que he derramado por tu causa, pero eso no me bastará por que eres perverso y mentiroso y mereces pagar. Lágrimas de sangre han caído de mis ojos y te aseguro que vas a sentir lo que se siente, por que solo cuando lo hayas perdido todo, voy a darme por satisfecho.

Aún a pesar del dolor que me has causado no me arrepiento, por que mi amor por ti ha sido hermoso y más con la intensidad con la que yo he amado, por eso no me arrepiento de haberlo hecho y aunque este tiempo que voy a estar sin ti, se me va hacer eterno no voy a rendirme. Ahora tengo otro objetivo, otra meta más importante que cumplir, pero pronto voy a volver a estar contigo. Se que me podrías haber querido de haber puesto un poco de tu parte y eso es lo que más me hace sufrir, la posibilidad que no me diste. Se que no entiendes lo que hice, pero hice lo correcto y quiero que sepas que lo hubiera dejado todo por ti, iba a hacerlo, ahora no puedo, por que ya no me queda nada. Solo quiero que sepas que voy a estar esperándote, no importa el tiempo que pase. Yo sigo aquí.

Ben.

Aquello me dejó con la boca seca. Tuve que correr hacia el fregadero. Temblando me serví un vaso de agua del grifo y lo bebí de un trago. No sabía lo que sentía. Miedo, dolor, preocupación, intriga, desconcierto, furia, ansiedad. Puede que sintiera todo eso, o puede que no sintiera nada de ello. Hacia tiempo que me costaba descifrar mis sentimientos. La luna pudo llegar y yo seguí apoyado sobre el fregadero o no y era el sol quien dejaba sus últimos rescoldos del día, no lo supe. Lo único que supe, es que había recibido dos cartas escritas a mano, con diferente tipo de letra, diferentes palabras y diferentes sentimientos, pero al fin y al cabo, dos cartas.



Pequeños PríncipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora