Esperé a que el vestuario estuviera vacío para meterme bajo el agua caliente. Acaba de terminar una horrible hora de educación física y el frío que hacia a mediados de Septiembre no hacía precisamente que la camiseta se te pegara el cuerpo por el sudor. No es que, me diera vergüenza estar con los demás chicos ya que las duchas estaban perfectamente separadas individualmente, ni que se metieran conmigo por mi condición sexual, bueno al menos la mayoría no lo hacia, pero no me apetecía mucho estar rodeado de gente que me preguntaba constantemente como eran las playas de Arizona. El agua acabó de borrar lo poco que quedaba ya de sudor en mi cuerpo y apagué el grifo con los ojos cerrados, mientras los últimos restos de jabón se iban por el desagüe. Al cabo de un instante el agua volvió a sonar sobre los azulejos del suelo. Abrí los ojos sorprendido, no sabía como, ni le había oído siquiera abrir la puerta de la ducha pero dentro de ella ya no estaba solo. El agua volvió a correr por mi cuerpo desnudo mientras tapaba con las manos todo lo que podía mi desnudez.
-¿Qué haces aquí Ben?-dije sin apartar las manos de donde las tenía.
Ben Hall, estaba parado delante de mí totalmente desnudo y tan cerca que casi podía tacarle el pie con el mío.
-Lo siento-dijo mientras metía la cabeza bajo el agua.
-¿El que?-traté de no mirarle a los ojos, pero tampoco quería mirar hacia abajo, así que me vi irremediablemente obligado a contarle los lunares del torso desnudo mentalmente, uno, dos, tres...
-Lo del otro día-me recordó.-Lo del beso
-No es cierto-dije.-Si no, no estarías aquí.
-No lo es-Ben me cogió por el mentón y me obligó a mirarlo a la cara.-No siento para nada haberte demostrado que lo hago mejor que Patrick Collins.
-Tienes que irte. Fuera-grité, dándole un empujón a chico que chocó contra la puerta de la ducha, haciendo una mueca entre dolor y risa.
Ben se incorporó de nuevo y me devolvió el empujón. Yo retrocedí golpeándome con el grifo en la espalda, lo que me hizo que me doblara por la mitad.
-Lo siento-el chico me ayudó a incorporarme.-Pero has empezado tú.
-Márchate- lo aparté todo lo que pude.
-No.
-Pues me voy yo- no me molesté ni en apagar la ducha, cogí impulso y traté de llegar hasta la puerta. No lo conseguí. El chico volvió a empujarme y yo volví a caer sobre el grifo que pareció hundírseme en los riñones. Ahogué un grito. Ben me incorporó enseguida y empezó a tocarme por todas partes mientras mordía con furia mis labios. Todo lo dulce que había sentido la primera vez que me había besado había desaparecido por completo. Intenté apartarle, pero él era un atleta supremo del Instituto y yo tan solo un tirillas más. Aún así empecé a golpearle las espinillas con los pies y a soltarle bofetadas. Esto hizo que él labio empezara a sangrarme ya que Ben me lo tenia pillado con los diente. Entre el sabor a sangre pude notar su sonrisa de diversión. La mano de Ben se me hundió más en el muslo, lo que hizo que yo soltara un grito.
-Tranquilo, seguro que te gusta-el chico volvió a morder esta vez en el cuello.
-¡Para!-grité.
Ben paró un momento, al parecer percibió que lo decía en serio y se quedó rígido al ver la expresión de mi rostro. Casi estaba llorando, me cogía en aquel momento en los lugares donde él, fuertemente me había estado tocando.
-Lo siento, pensé que yo te gustaba. No me paraste la primera vez que te besé en tu casa, ¿te he hecho daño?
Asentí con tristeza y miedo.
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Pequeños Príncipes
Novela JuvenilRiley Bryce llega a Seattle dispuesto a pasar un aburrido y largo año con su padre y su hermano. Pero pronto descubrirá que todo puede cambiar en un instante cuando se encuentra con Patrick, un chico borde y antipático pero que guarda un secreto, un...