a veces mirabas a jeongguk y le veías sonreír, una sonrisa que le hacía ver mucho más joven de lo que era.
otras veces, cuando nadie le estaba mirando, se encerraba en su habitación y comenzaba a llorar, incapaz de hacer algo más que esconder la cabeza bajo la almohada y esperar a que aquello le sofocase hasta dejar de respirar.
a veces veías a jeongguk caminar junto a sus padres o a sus amigos, le veías correr en el instituto cuando llegaba tarde a clase o escabullirse en el cine y pensabas que quería vivir para siempre.
otras veces, si él no se daba cuenta de que le estabas mirando, podías ver en sus ojos como la vida iba desapareciendo poco a poco, como él mismo parecía que se iba marchitando por completo.