Capítulo 4.

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Punto de vista de Callie.

Estoy en mi penúltimo año de escuela no tengo amigos y no es porque no se pueda sino porque no quiero, la vida me dio un golpe; pero de cierta manera un regalo también. Estoy de nuevo en el mismo sitio que estaba hace un tiempo bajo la mirada de todos, aunque no les hable puedo aun escucharlos hablar de mí y es cansado, por ejemplo que si me trate de suicidar cuando mi novio me fue infiel, luego porque me dejo y la verdad no sabía si llorar o reír de todo lo que me rodeaba.

Un nuevo ciclo escolar en el que espero llegue alguien nuevo, para que llame tanto la atención que se olviden que existo o que alguien haga algo ya sea bueno o malo, me da igual todo es que me opaque; fatal desearle mal a alguien, pero en serio si estuvieran en mi lugar no me juzgarían por pensar así.

Sentada en el salón ya en mi primera clase lo primero que miro al levantar la vista, es una rubia con una sonrisa más grande que el gran cañón, luego de pensar en eso y escuchar el nombre de la chica solo quise reírme. Pensar en el gran cañón que está ubicado en el Arizona y que la chica se llame así, solo pude reírme en mis adentros, hace mucho no sonrió o por lo menos sentir esa necesidad de realmente reír hasta retorcerme.

Las clases las sentía lentas para mi gusto, durante el descanso me tomo mi tiempo para ver donde se sientan todos, es normal que donde se sientan el primer día o los primeros días suele ser donde se sientan todo el año, me siento y veo a la rubia nueva con mi antiguo grupo de amigos nada mal ellos son buenas personas, pero igual decidí alejarme no por ellos sino por mí.

Las últimas horas se fueron rápido y fui feliz por ello, lo que diera porque así sea todo el año, pero se es pedir mucho; llegue a casa a ocuparme de mis cosas personales como cada día, organizarme para este año, me aliste para descansar y prepararme para otro día más.

Cada mañana frente al espejo pienso lo mismo, porque hay chicas que se esmeran en ir con lo último de la moda para pasar sentada todo el tiempo no le veo la ciencia, pero cada mujer es un mundo lleno de secretos, se los digo yo; pero bueno me pongo lo primero que encuentro y creo tengo ganas de ponerme, veo mis ojeras y trato de matizarlas con un poco de maquillaje, la verdad nunca he sido tan de quererme ver brillante y creo por ello George se fijó en otra persona, que iba todo el tiempo tan chispeante por ahí con su perfecto cabello rubio, no sé qué tienen las rubias que las otras no, pero en fin son pensamientos que trato de alejar de mí, yo no seré la muñeca Barbie que todos buscan, pero cuando quiero lo hago de verdad quizás cuando estamos jóvenes nos dejamos ir de boca con el amor, ahora pienso que es una pérdida de tiempo; creo el universo dijo púdrete Callie y por ello he tenido que salir adelante.

Todo ha ido como de costumbre los maestros hablan y hablan al final te dejan el montón de cosas por hacer, no importa vaya apenas el segundo día; ellos ya van apretando, la segunda clase es inglés y la Srita. Feldman la considero una excelente maestra, pero hoy me la hizo. Nos ha colocado a trabajar en pareja cosa que por cierto no me agrada, tener que compartir mi tiempo con alguien más y como si ya fuera mucha mi desgracia me toco la nueva, si la chica de la gran sonrisa ¡Dios! siempre tiene esa sonrisa en la cara, además de esos notorios hoyuelos que se le disparan todo el tiempo ¡Ok momento! porque estoy pensando en Tinkerbell.

El descanso el mejor momento del día, donde puedo respirar un poco alejada de todos, pero hoy es diferente veo a Tinkerbell caminando directo hacia la mesa en la que decido sentarme, en la que sé que nadie más lo hará porque estoy yo; pero no ella no capta eso, me pide sentarse y lo primero que hago es ladrarle como si ella fuera la culpable de mi mal humor, pero en fin se sentó en mi mesa durante treinta minutos. Yo en mi mundo y ella se limitó a comer su ensalada, de igual manera que yo se puso sus audífonos y así pasamos el tiempo, al terminar me levanto y me voy a la siguiente clase, nuevamente me abordo para hablar; pero no la deje mucho la corte y seguí mi camino. Nuca había conocido a alguien tan persistente como Arizona Robbins, al final del día volvió acercarse, comenzó a divagar y me pareció chistosa debido algo se interrumpió el momento, ahora debo irme y hemos quedado en hablar del trabajo mañana, a ver que nos depara hasta entonces.

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