Broken girl; ai

4

Me removí en mi lugar; abrí los ojos topándome con la visión del techo de mi cuarto. Froté mis ojos, y me incorporé en la cama.
Fruncí el ceño, ya que no recordaba haberme quedado dormida en mi cama; seguramente Michael me habría traído hasta aquí mientras dormía. Salí fuera de la cama y me encaminé fuera de la habitación.

—¿Por cuánto tiempo dorm...—mi voz se fue apagando cuando me detuve al final del pasillo e inicio de la sala de estar.

Mis ojos se fijaron en la espalda de aquella figura que se encontraba parada enfrente de la ventana.

—¿Qué haces aquí? —gruñí, adentrándome en la habitación.
Noté como Ashton se tensaba antes de darse la vuelva.

—April, por favor. Hablemos.

Negué con la cabeza. —No hay nada que hablar. ¿Y en dónde está Michael? ¿Él te dejó entrar?

Acortó la distancia que había entre ambos y tomó mis manos, ignorando mis preguntas.

—Tienes que escucharme; tienes que saber a razón de porque fui con Bryana.

Tiré de mis manos, finalizando con su agarre en mí; retrocedí hasta dar con el borde de la mesada en mi espalda.

—La elegiste a ella, con eso basta. No necesito saber más nada—apreté mis manos en puños a mis costados cuando sentí que las lágrimas se acumulaban en mis ojos; no iba a permitir que me viera llorar por su culpa—. Sabía que eso iba a pasar, porque ella está metida en tu vida más que yo.

—Pero te amo a ti—podía notar el dolor reflejado en sus ojos mientras que las palabras salían de mi boca.

—Veo que tu amor hacia mí es fiel—no pude evitar el sarcasmo en mi voz.

Pasó ambas manos por su cabello, dejándolas apoyadas en la nuca.

—Nunca haría nada por mí mismo para lastimarte, April. Nunca—afirmó, volviendo a tomarme, esta vez, por mis hombros—. Primero me haría daño antes de tener que lastimarte y verte sufrir.

—Entonces, ¿por qué?—susurré, sintiendo como una lágrima de deslizaba por mi rostro.

Secó aquella solitaria lágrima con su pulgar, dejándolo en mi mejilla.

—Porque ella...

—¿Ella qué? —demandé.

Me sorprendí cuando Ashton se alejó de mí, retrocediendo.

—No sé cómo ocurrió, April. Juro que no sé cuándo ocurrió—llevó sus manos hasta su nuca.

—Ashton.

Sus ojos se fijaron en los míos; un escalofrío recorrió mi espalda, como advirtiéndome de que lo que iba a decir a continuación no me iba a gustar.

—Ella me llamó esta mañana diciendo de que si no iba con ella a los premios, ella... ella lo iba a decir.

—¿D-decir q-que?—balbuceé.

—Ella está embarazada y dice que yo soy el padre.