Me encuentro tumbada en la cama. Han pasado varias horas desde mi gran encuentro con Kian.
Después de que me confesara su gran amor traicionero, vino el director y nos echó del lugar, perdonándonos el castigo de hoy por consecuencias y atrasándolo a mañana añadiendo una hora más por estar en un lugar prohibido y peligroso.
¿Y porque digo que su amor es traicionero? Porque no me creo que alguien como el este enamorado de alguien como yo. Eso es prácticamente imposible. Es como decir que los cerdos se convierten en personas cuando comen zanahorias.
Dicen que cuando una persona está bajo los efectos del alcohol dice la verdad, pero cuando van hasta arriba de cocaína lo único que dicen es que hay que tener cuidado con ellos ya que se vuelven agresivos.
No se que le habrá dado a Kian, seguro que habrá sido una apuesta, o algún juego sucio para dañar mis sentimientos.
Respiro profundamente y me doy la vuelta en la cama. Hoy no tengo ganas de nada. Me apetece dormir y no levantarme hasta el día siguiente. Me incorporo un poco al oír la puerta de mi habitación abrirse.
—¿Alaia, estas despierta?— La voz de Byron entra por mis oídos haciendo que cierre los ojos fuertemente.
Pensé que era mi hermano...
Byron es otro tema. Con el no he hablado aún de nada. Cuando el llego hoy de su escuela yo estaba terminando de ver una película. Ni él me dirigió la palabra ni yo tampoco.
—¿Que pasa, Byron? Estoy intentando dormir— Intento hacer voz adormilada, y me doy cuenta que soy penosa hasta para mentir.
Solo espero que él no se haya dado cuenta de mi pésima actuación.
—Se que llevas dando vueltas en tu cama desde que has acabado de ver esa absurda película de amor, y entiendo que no quieras hablar conmigo de lo que te conté, pero lo que te he dicho esta mañana es la puta verdad. Alaia te estas comportando como una cría. Deberías de afrontar tus problemas y aclararte los que hay en tu cabeza, porque tarde o temprano vamos a acabar hablando del tema. Entiendo que te sientas incómoda y esas mierdas pero ya no tenemos catorce años, ya no somos aquellos niños, ahora somos personas maduras, ya tenemos que saber cómo actuar frente a este tipo de cosas— Sin más sale de la habitación haciendo lo mismo que esta mañana, dando un gran y sonoro portazo.
Y luego el dice que debemos hablar, si no me ha dejado ni respirar...
Me siento en la cama y me quedo mirando la puerta. No se que hacer. Byron tiene razón, ya no somos aquellos niños y puede que me siga comportando como una, pero toda esta situación me supera, tengo tanta carga ahora mismo sobre mis hombros que siento que en cualquier momento me voy a derrumbar.
Pero como ha dicho tarde o temprano tendremos que hablarlo y aunque me duela y me destroce el corazón prefiero que sea ahora y liberarme de este peso.
Respiro y decidida voy hacia la puerta. Antes de girar el pomo de la puerta me quedo parada en la puerta, pensando si este tiene que ser el momento, si realmente vale la pena hablar del tema con él cuando una parte de mi siente que si hablamos vamos a acabar mucho peor que ahora.
Hace dos años que sabía nada de él. No hablábamos, ni veíamos y mucho menos quedábamos. ¿Que hay de diferencia con la situación de ahora? Vale, entiendo que ahora nos vemos todos los días, ya que vivimos bajo el mismo techo, y tenemos que hablarnos para temas necesarios referidos a la casa, ¿Pero por eso nuestra "relación" tiene que cambiar?
Apoyo la cabeza en la puerta y grito de frustración. No sé qué hacer.
La puerta se abre rápidamente haciendo que mi culo golpeé fuertemente con el suelo.
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BULLYING
Teen FictionAlaia es una de las miles victimas que sufren bullying en el mundo. Pero su historia es totalmente diferente, no es la típico cliché. Ella está rota, sin vida, es un cuerpo sin alma. Es una pobre liebre siendo cazada por un león. «EN EDICIÓN»