Capítulo tres: Clarion

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El agua fría resbalaba por mi piel. Sentía como las gotas frías recorrían mi cara llevándose consigo la suciedad. A pesar de que el agua estaba congelada estuve un buen rato debajo de la ducha, me sentaba bien. Pensé durante un buen rato pero fui incapaz de encontrar alguna conclusión razonable, además, quedaba poco para que se me helaran los dedos de los pies, literalmente.

Salí de la ducha y me envolví con una toalla amarillo pollo. Estaba buscando un sitio donde cambiarme cuando un chico que estaba también en la habitación comenzó a hablar.
- Tú- ¿me hablaba a mi?- si tú, la que está envuelta en la toalla.- ahora estaba segura de que me hablaba a mi- No busques otro sitio para cambiarte que no sea esta habitación, porque no lo hay. Pero no me parece mal del todo, así nos conocemos bien desde el principio. Si te esperas a que me duche me cambió yo primero- que cretino. Me dieron ganas de pegarle pero ni si quiera me molesté en contestarle. Me cambié de espaldas asegurándome que no se viese nada que no se debía ver. Cuando ya estaba vestida volví a oír su voz.
- Precavida, eso está bien.
- Déjame en paz, cretino.
- Holden me gusta más. ¿Tu como te llamas?, si se puede saber.
- No, la verdad es que tú no puedes.
- Lástima. Mira "guapa", no quiero apostar nada contigo porque se que perderías, pero antes de que pasen dos meses aquí estarás tan enamorada de mi que no te querrás separar de mi lado.
- Ni en sueños.
- En un mes entonces.
- Acepto. Perderás.
- Nos vemos, "guapa".- y salió por la puerta.

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