El Vengador.

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Prólogo: Esta historia comienza por el final.

—Los chicos acusados de ser portadores de VIH, han caído todos por fin, el vengador los ha encontrado a todos, y uno por uno los asesinó, ¿Quién es? Es un misterio, que tampoco pensamos averiguar. La policía no piensa hacer nada pese a las quejas de los familiares de todos los chicos. La gente está realmente agradecida con el vengador, y aunque muchos se quejen de que el vengador nos haya hecho daño, no fue tanto como el que los cien chicos que andaban por ahí seduciendo chicas menores de edad, dejándolas embarazadas, o con el miedo de contraer diferentes enfermedades de transmisión sexual. Gracias Vengador. Bueno señores, este fue el programa de hoy, esperamos haberlos mantenido informados, mi nombre es Caroline Mitchel, y estoy a su servicio. Buenas tardes —Caroline terminó de hablar, e inmediatamente Gia, apagó el televisor. Cogió a su bebé en brazos, y le dijo a su hermana

—Así que —Gia vaciló— El vengador si cumplió lo que dijo que haría —Ava la miró sin ninguna expresión en su rostro, y con un susurro respondió

—Al parecer si —Ava terminó los pocos cereales que quedaban en su plato, para después recogerlo y lavarlo— Ellos lo merecían, nadie tiene porque sentir ese miedo, esa impotencia nadie —Gia suspiró frustrada, ya sabía por dónde iba la cosa

—Ava, prefiero dejar ese tema atrás, y olvidarlo un momento ¿Si? Gracias

— ¡Cómo puedes olvidarlo! Ellos nos arruinaron la vida —Ava estaba indignada, y no pensaba ocultarlo con su hermana, no importaba que le doliera, y aunque era un poco egoísta, no importaba, su hermana no podía perdonarlo tan fácilmente

—A veces es mejor solo pasar de página hermana —Gia la miró con el rostro frío— Inténtalo, vivirás más de lo que estás haciendo ahora, y quien sabe, tal vez conozcas lo que es felicidad —Y diciendo esto Gia abandonó la habitación, dirigiéndose fuera de la casa.

Tal vez era cierto, ya no quedaba ninguno de esos tipos, todos estaban muertos, y ella necesitaba empezar a vivir sin temor, y sin odio. Ellos no regresarían. Y con ellos muertos, el vengador ya no tenía nada que hacer, y esa noche, por fin Ava pudo dormir en paz.

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