Capítulo Uno.

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Verano, Primer asalto:

Melany López, una chica de 18 años, Mexicana que residía en Miami, estaba en una discoteca, bailaba sin pudor ni vergüenza, la observaban y eso le encantaba. No se había detenido a pensar en los chicos que estaban presentes en el lugar, lo único importante en ese momento era ser sexy, ella quería serlo.

Si tan solo ella se habría quedado en casa, si no habría salido, si le hubiera hecho caso a su madre, y se hubiera quedado a ver una película y comer una pizza, tal vez, solo tal vez ella no habría pasado por los momentos más desesperados de toda su vida. Que comenzarían la mañana siguiente:

—Hola bonita —una sonrisa blanca y brillante surcaba de la sexy cara del chico guapo de los cabellos dorados y los ojos marrones, que la había cautivado. Melany solo le sonrió, él era sexy, definitivamente estaba en su liste de los diez chicos más lindos que había visto en su vida

—Hola —susurró Melany con una sonrisa coqueta, e intentando mostrar sin mucho éxito, que le importara siguió bailando.

El chico la observó, había algo extraño y fascinante en sus ojos. Como cuando alguien siente miedo, por un ruido extraño en su casa, y sin embargo tiene ese extraño impulso de ir a investigar. Sin importarte lo que te suceda, aunque solo sea por un pequeño instante. Y lo haces, te acercas, gracias a Dios no es nada, sin embargo, la suerte de Melany no iba a ser esa.

—Ven y baila conmigo —dijo el chico con fuego en sus ojos, ella no se resistió, él era el chico más sexy que le había ofrecido un baile nunca

—Hasta que al fin me lo pediste —ella aceptó feliz, él era tan jodidamente irresistible. Los dos chicos se movieron en la pista de baile, sin ningún miedo, sin ningún pensamiento, sin nada.

Pasaron los segundos, los minutos, y las horas, y ellos seguían ahí, sin pensar en nada aun, Melany estaba más relajada, nunca se había sentido así con un chico, y ella salía con muchos. Intentó ser más sexy, con movimientos que provocarían a cualquier hombre, y más cuando la que te está bailando es una chica tan linda como lo era ella. Sin embargo el chico pareció ni notarlo.

Melany ya no podía más con el hecho de que el la ignorara, rápidamente le jaló por el polo de cuello V y sin pensarlo lo besó, por primera vez sin esperar que el chico tomara la iniciativa, y realmente no le importó ser ella quien lo hiciera. Se sentía bien.

El chico, de el quien no sabía su nombre aun sonrió, sin embargo la soltó, se acercó a su oído y le susurró

—Porque mejor vamos a tomar algo y a conocernos, creo que el beso siempre va en la primera cita, y tú y yo no tuvimos ninguna —El chico estaba entre divertido y decidido ¡Demonios! Era un dolor de cabeza, Melany solo quería follar, y el insistía en conocerse 

—Como quieras, solo apresurémonos, mi madre me mataría si llego a casa después de las dos —La chica le dedicó una sonrisa forzada, la cual él respondió sin vergüenza.

Se dirigieron hacia la barra, los dos tenían gustos realmente diferentes, el pedía alcohol, ella no podía. Bueno, al menos no quería llegar a casa oliendo a alcohol, su madre nunca más le dejaría salir ni aunque le rogara más que a nada en este mundo.

Ella caminó hacia un asiento libre, y con un discreto movimiento, mostró parte de su larga pierna latina, el chico miró disimuladamente, pero esta vez no pudo disimular su interés, oh, la cosa iba por un buen camino, la hacía sentir sexy y eso era bueno —Pensaba ella— Había un silencio, sin embargo no era un silencio incomodo por el cual pasas cuando estas con un desconocido. Y aunque este chico si era un desconocido, no había nada incomodo entre ellos.

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