Sábado

102 5 0
                                    

Era un día caluroso.  Más de lo normal, pero no había tiempo para pensar en el clima cuando se estaban tomando decisiones importante aquel día en ese comando.

  ¿Qué se haría con los prisioneros de esa semana?.

  Habían algunos a los que el Jefe de la Comandancia decidió darles bandera negra y mandarlos directamente al infierno; donde pertenecen.

  Sin embargo, estaba La Joven Ana Stearling.

  Los jefes se disputaban que hacer con ella. No era una decisión fácil para tomar, era cierto que en Venezuela no existe la pena de muerte, pero aquí los oficiales decidían quien seguía con vida o quién moriría cuando se trataba de crímenes y ella había cometido uno atroz.
 
   Ella sin embargo estaba tranquila, no tenía suficiente dinero como para pagar unos abogados y solo dejaría su destino a la suerte. 

Que los jueces y policías hicieran con ella lo que quisiesen. Total, había sufrido lo suficiente y nada más podría hacerle daño.

¿Carcel o muerte? Las dos sonaban muy apetecibles. Menos graves que el castigo que Dios le dio a Ella por ser bella.

  
 


Palabras De Ana, LA HOMICIDA. [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora