Capítulo 1: Nieve, fríos y resfríos.

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Era una tarde fría en el pueblo y una ligera capa de nieve cubría las tierras.

Ana con amabilidad le dio la dirección de su hogar al taxista y este al saber cual era el destino de la joven puso en marcha el automóvil.

Había ido con su mejor amigo al centro comercial pero se les había hecho tarde y Alan no había tenido el tiempo de ir a dejarla a su casa por lo que no le quedó de otra que tomar un taxi.

-Señorita lo lamento, pero solo puedo llegar hasta acá, el taxi es muy bajo por lo que no podrá pasar por la nieve, de verdad lo siento- le dijo el taxista con la mejor cara que tenía.

Miró por la ventana y se percató que se encontraba en el norte del pueblo. Una larga caminata le esperaba.

-No se preocupe, me iré andando- dijo cortésmente mientras le regalaba una cálida sonrisa.

Se puso el bolso al hombro y sacó su gorro de lana para poder abrigarse ya que esa tarde hacía bastante frío.

Llevaba media hora caminando pero sus pies jurarían que habían sido una hora. Su nariz estaba roja. De seguro pillaría un resfriado.

Se abrazó a sí misma para poder entrar en calor hasta que se percató de que una camioneta iba al lado de ella tratando de llamar su atención.

-Hey chica ¿Me escuchas o te ha entrado nieve en las orejas?

Ana lo miró con los ojos abiertos como platos, mientras sentía un leve calor apoderarse de sus mejillas, estaba totalmente avergonzada.

-Vamos, sube si no quieres congelarte- le ofreció el dueño de la camioneta.

-Lo siento pero no me subo en carros de extraños- le dijo la joven, un poco divertida.

-Descuida, eso lo podemos arreglar, mi nombre es Alex- dijo estirando su mano fuera de la ventanilla de la camioneta- ¿Tú eres?

-Ana- Dijo estrechando su mano.

-Lindo nombre. Bien, ya no somos extraños ¿No? Vamos, sube, no quiero que te congeles allá afuera.

Después de debatirse interiormente si debía o no subirse a la camioneta que podría ser de un violador o de algún asesino en serie, pero estaba más que cansada por lo que terminó accediendo a la oferta de Alex.

-Y dime ¿Qué hacías con este frío caminando por las calles?

-Gracias a la nieve, el taxi que me llevaba no pudo seguir su camino.

-¿Y te dejó allí sin más?

-No, claro que no, me fue a dejar a mi casa y por eso ahora estoy platicando contigo- dijo en un tono claramente sarcástico, cosa que le causó gracia a Alex.

-Así que eres una chica sarcástica. Me gusta.

-¿Disculpa?- ella no podía creer lo que había dicho. Era simplemente inaudito.

-Perdonada- dijo desviando su vista de la carretera hacia ella, para así poder guiñarle un ojo.

Ana no quiso decir nada más. Pero ya habían llegado a su casa.

-Ya señorita, en su casa, sana y a salvo.

-Gracias-susurró en respuesta.

-Lo siento, pero creo que no te oí.

Ella entrecerró sus ojos mientras él aún esperaba.

Alex había escuchado con claridad lo que había salido de los labios de Ana, solo quería saber si la podía hacer enfadar.

-He dicho gracias ¿Vale?

-De nada.

Cuando Ana se bajó de la camioneta notó que su hermano, Nicolas, había salido de la casa acompañado de su gemelo, Martin.

-¡Anabelle! ¿Dónde estabas?- preguntó Nicolas abrazándola.

-Hace una hora debías haber llegado- dijo Martin tratando de sonar autoritario- Además ¿Quién te vino a dejar Anastasia? Ese no es el carro de Alan.

-En primer lugar, me llamo Ana, no Anabelle, ni Anastasia y el es...- sus palabras quedaron en el aire ya que Alex bajó del vehículo dispuesto a presentarse ante los hermanos de la muchacha.

-Soy Alex, el taxi de Ana la dejó a mitad de camino por lo que la traje yo.

-¿Alex?- preguntó Martin con una sonrisa.

-¿Martin?¿Nicolas?- preguntó el rubio.

-¡Alex!- exclamaron al unísono los gemelos.

-¿Se conocen?- preguntó Ana con confusión.

Nicolas asintió exageradamente. Iba a decir algo pero Martin le comió sus palabras ¿Será porque son gemelos?

-Obvio que si, íbamos en el campamento juntos.

-El mejor verano de mi vida- dijo suspirando Alex.

Y él no mentía, fue el mejor campamento de verano que pudieron tener tres chicos de doce años.

A los tres chicos se le escapó una sonrisa tras recordar aquellos tiempos.

-¿Quieres pasar?- ofreció Nicolas rompiendo el silencio.

-No es mala idea pero no puedo, hace poco me mudé con mi tía y quiere que hoy le ayude a ordenar el ático. Pero denme sus números para seguir en contacto.

Los tres anotaron sus números para luego despedirse.

-Adiós Alex, y gracias de nuevo.

-Oh querida Ana. Tú no te salvas, dame tu número para salir algún día.

Ana entrecerró sus ojos mientras el hacía un puchero, a ella le parecía patético, pero se veía adorable. Finalmente se dio por vencida y le dio su número.

-Dúchate, abrígate, acuéstate y bebe una limonada.

-¿Qué?

La muchacha no entendía de que le estaba hablando.

-Has eso si no quieres agarrar un resfriado.

Alex con cuidado besó su fría mejilla para luego subirse a su carro e irse.

Ana entró rápidamente a su casa, no sabía si en realidad tenía que seguir todos los paque Alex le había dado. Pero no quería tener un resfriado y mucho menos ahora que estaba de vacaciones.

Finalmente se dio una corta ducha para luego vestirse con la pijama más abrigada que tenía. Sin embargo, aún tenía frío por lo que inmediatamente se acostó en su cama.

Sacó el ordenador que se encontraba debajo de su almohada y lo colocó en su regazo.

No sabía que hacer exactamente. No tenía clases como para hacer algún proyecto o estudiar. Sus vacaciones habían comenzado hace una semana. Tendría que esperar tres meses más para ir al colegio, pero en realidad no quería entrar, no porque fuera una persona que odie el colegio y los deberes, tampoco era una fan de los quehaceres, pero había una sola razón por la que no quería ir a clases, sería su último año y el problema era que no sabía que hacer con su vida.

Le quedaba un año y tres meses para pensar, pero nadie le apresuraba, tenía que tomar una buena decisión, el futuro de ella estaba en sus manos.

Jugó el último juego en el ordenador para luego apagarlo y dejarlo al otro costado de la cama, de seguro se le caería por lo que decidió dejarlo en el suelo.

No tenía nada productivo o interesante que hacer por lo que se dispuso a dormir.

Tuve problemas con el nombre del chico, pero me quedaré con "Alex".

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