Capítulo IX

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asamos al gran living. Noto a tres chicas sentadas en un sillón blanco, dos hablan entre ellas y la otra revisa su celular, aunque se la ve aburrida. Una de ellas morocha con los ojos de un marrón muy fuerte, la otra también es morocha, pero tiene el pelo corto, teñido de rubio y levantado hacia arriba, con unos hermosos ojos verdes, y la última es rubia y con unos profundos ojos grisáceos.

Saludo a cada una de ellas. La morocha me sonríe, la chica del pelo corto me hace una cara muy similar a la de Violet el primer día que nos vimos y la rubia solo me mira por un instante y vuelve a agachar la cabeza.

La morocha se levanta del sillón y me da un beso en la mejilla. Ya de pie, veo que casi tiene mi altura.

―Tú debes ser Thomas ―dice, esbozando una enorme y cálida sonrisa― Andrew nos habló mucho de vos

―Sí, yo soy ―digo

La chica de pelo corto me analiza con la mirada. Parece mucho más joven que las demás y algo antipática.

―Soy Tammara ―dice la morocha― encantada. Ella es Camila ― señala a la chica de pelo corto.

―Encantado Camila ―digo, y agacho levemente la cabeza, imitando una reverencia. Ella hace una sonrisa, la que disimula de inmediato

―Como sea ―dice

Parece una chica de carácter fuerte, me recuerda a una amiga de Portland, que era fría por fuera, pero tierna y amable por dentro.

―Es una chica muy sociable como notarás ―dice Tammara. Camila le muestra la lengua― y muy madura también

Tammara y yo reímos.

La tal Tammara parece tener facilidad para hablar con desconocidos, contrario a la chica rubia, que solo está en un rincón del sillón sin decir ni opinar nada.

―¿Y usted hermosa dama es...? ―digo, y le extiendo mi mano

Ella solo mueve sus labios y no logro entender que dice.

―¿Perdón? ―digo, confundido

―Jennifer Henry ―dice rápidamente y vuelve a agachar la cabeza.

Me acerco a ella y pongo mi dedo índice en su barbilla, levantándola levemente y haciendo que nuestras miradas se encuentren; rápidamente ella se sonroja. Cuando logro el contacto visual, busco algo en sus ojos, sin saber realmente que. Quedo hipnotizado por el gris tan profundo que poseen.

En el momento más inoportuno entra Andrew por una de las puertas internas. Al ver la situación muestra su mejor cara de traición y vuelve a salir por donde vino. Rápidamente separo mis ojos de Jennifer y me levanto del sillón, con el objetivo de ir a buscarlo.

Paso la puerta que azotó, recorro la que parece la cocina y salgo al patio. Grito varias veces su nombre, sin respuesta. Escucho a alguien entrar a mis espaldas, me giro, esperando encontrar a Andrew, pero solo es Violet.

―Andrew está en mi pieza ―me dice

Recuerdo que puedo usar eso y, después de concentrarme un segundo, lo veo en una de las piezas de arriba, sentado en una cama, sin despegar sus ojos del piso.

―¿Me puedes llevar con él por favor?

―Sí, sígueme

No le presto atención al recorrido, solo pienso en que voy a decirle cuando lo vea. Nunca fue mi intención que esté celoso, pero tampoco puede estarlo, somos primos, no podemos enamorarnos. Ya creo que descarto la idea de que no siento nada por él, no sé si los hombres comienzan a gustarme, pero hay algo en él, en su perfume, su piel suave que no me deja olvidarlo. Ya lidiaré con mis sentimientos después, ahora solamente necesito hablarle y tratar de aclarar todo esto.

Legados: El libro de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora