Noche incandescente mientras la confesión se vuelve inmensa, detrás de las paredes los murmullos de la muchedumbre golpean la estabilidad de la tranquilidad, Saga piensa en los recuerdos de aquel funeral que las lágrimas de las demás personas se fusionaban con la lluvia, Mya yace dormida en esa cama de madera, bella dama que jamas volverá a despertar, que fue lo que paso, quien saco sus garras en la oscuridad quien fue el inocente, quien debió morir, quien hubiera quedado solo, quien mintió, solamente los recuerdos de una tarde tenebrosa queda, solo quedan segundos para recibir el alba he irme con ella, no volveré a verla no guardo rencor de ella, solo quedamos en esta vida, ya es tarde para despedidas.
Olores nauseabundo cubren todo el cuarto, el croquis de un cuerpo yace dibujado, mientras la sangre le da un toque extra de tenebrosidad nadie pudo imaginarse de lo que pudo haberse evitado, si las puertas de su cuarto no se hubieran cerrado, si la ansiada necesidad de tener amor misericordioso se hubieran presentado en último momento la cara demacrada de la muerte seguiría descansando en la profundidad de su consciencia
