Capítulo 3

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 "But isn't it beautiful

                     The way we fall apartIt's magical and tragic all the ways we break our hearts"
                                                                                             

                                                                                                        ···

Me despierto abrazada por unos brazos ajenos, pero que me aferran a ellos como si mi vida dependiese de eso. No entiendo por qué he soñado con mi muerte, siento las lágrimas picar mis ojos, y sin darme cuenta estoy sollozando mientras la presión de esos brazos sobre mi cuerpo aumenta.

-Por favor, no llores, me mata verte así. ¿Sabes? Estás conmigo, no tienes por qué preocuparte por nada, tranquilízate, cielo –dice mientras me acerca con más fuerza hacia su cuerpo y yo no opongo ninguna resistencia –.

Y no hago nada más que abrazarle fuerte, mientras las lágrimas se deslizan silenciosas sobre mis mejillas. Él me separa suavemente y me mira a los ojos mientas suavemente retira esas lágrimas traviesas y deposita un suave beso cerca de mis labios y creo estar en el cielo. Debería ser así todo el tiempo, es adorable.

-Ya te explicaré por qué me comporté así el otro día, lo siento de veras, fui demasiado imbécil.

Y vuelvo a abrazarle. No quiero separarme de él, me siento tan bien entre sus brazos. Me siento protegida.

-Como sigas siendo así de mono no tardaré mucho en perder nuestra apuesta –una pequeña sonrisa se cruza fugazmente por sus labios, ¿qué me está haciendo? –. Además, que seas un ángel no explica que tengas que ocultarme tu nombre.

-Creía habértelo dicho, pequeña. Pero, como veo que no es así, mi nombre es Andy.

-Bonito nombre, al igual que tus ojos –mierda –.

Su sonrisa arrogante ya se ha posado sobre su rostro. Luce tan bien en él en realidad, aunque me moleste admitirlo.

-Así que yo y mis ojos te parecemos bonitos, ¿no, pequeña?

-Andy, deja aparcada tu faceta de chico malo, porque sólo me lo he creído una vez y fue cuando te conocí y pensaba que eras un patético arrogante.

-No quise que te llevaras esa impresión de mí, pero no tenía otra que hacerme el duro para que te acostumbraras a la mierda que es estar muerto.

-La verdad es que hay mejores sensaciones que esta, para que engañarnos. Pero, ¿por qué me tocó a mí?

- No estoy muy al corriente de eso.

-Pero, sabes cómo funciona todo esto, ¿me equivoco? –pregunté realmente intrigada de porqué tuve que morir antes de patearle el culo al imbécil de mi ex, ya que él realmente lo merecía –.

-Sí, más o menos sé cómo funciona, pero ya te contaré más adelante. No quiero volver a verte deprimida por hoy, preciosa. Y sí, yo también creo que debiste cortarle los huevos a ese antes de venir a hacerme compañía –dijo de manera borde, aunque para mí fuera bastante dulce, debería ser así siempre –.

-Qué delicadeza... –reí cual morsa ahogándose (y sí, mi risa puede llegar a ser la cosa más sexy de todo el universo, soy totalmente consciente de ello) –.

-Bueno, preciosa, ¿qué quieres hacer hoy?

-¿Está permitido dormir? Creo que ayer tuve demasiadas emociones para un mismo día.

-Yo también creo eso, pero no seas así de sosa, que te vas a hacer una vieja aburrida, solterona y con muchos gatos feos a tu alrededor y así no me gustarás y perderás la apuesta.

-Tú sí que sabes enamorar a una dama... y, por si no lo sabías, para hacerse una vieja solterona con gatos me falta un pequeño detallito, espera que lo recuerde... ¡Ah, sí! ¡Por supuesto! ¡Estar vivaaaaa! –grité cual loca, bueno, cual loca no, grité como sólo yo sé hacerlo, ya que yo estoy loca, pero no lo digáis en voz alta, que me ofendéis...–.

-Cuando ríes en vez de llorar eres preciosa, aunque creo que te lo he dicho varias veces desde que llegaste. Además, eres preciosa –cuando dijo esto no pude evitar sonrojarme como una tonta, es taaan ahhh... –.

-No seas tonto y llévame a algún sitio para que pueda dormir. Ya.

-Cielo, estamos en tu habitación –dijo acompañándose de una hermosa sonrisa que haría derretirse los polos –.

Se levantó de mi cama y se sentó en el suelo. Me sentía vacía desde que dejó mi lado y mi mente gritaba "Ven aquí, bombón". Sí, para mi gusto esto iba demasiado rápido.

-No es necesario que te sientes ahí –.

-¿Y dónde voy a sentarme si no?

-Ven aquí conmigo, anda, no seas tonto –dije intentando trazar una dulce sonrisa que seguro estuvo cerca de la de una orca...–.

-Sólo si vuelves a sonreír así –y, sonreí, inconscientemente, pero lo hice...–.



Fallen AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora