ROSS

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Me tiré junto con Sasha al sillón. ¿Tendríamos que irnos a España? ¿A un internado? Esto no podía ser peor. Aunque de todos modos la culpa no era completamente nuestra, al fin y al cabo, estábamos haciendo un experimento que nos habían mandado de deberes. La mitad de la culpa la tenía doña Ann Mary.
Se me pasó un pensamiento bastante preocupante por la cabeza: ¿Donde dormiríamos hoy?
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Ahora estoy encerrada en una habitación, castigada del hotel más cutre de todo el continente por haberlo preguntado. Tenía que preparar la maleta para dentro de dos días. ¿No podían haber pillado un vuelo un poco más tarde? Según mi padre, se lo compraron a un señor de por ahí, con un gran descuento. Me daba la sensación de que esto ya lo tenían planeado de hace tiempo.
No me pude despedir de Sasha, porque sus padres se la llevaron de muy mala manera un poco después de tener que encerrarme en mi habitación.
Habría sido un día divertidísimo, de no ser por la peta que nos calló. Me tumbé en la la cama y saqué mi diario. Se que suena muy cursi, pero me encanta leerlo después con Sasha y echarme unas risas. Lo único que apunto son cosas de los chicos del insti. Es el tema más interesante.
De ese modo me quede frita a los 10 minutos. Era tan aburrido lo que estaba escribiendo que se me cansaba la mano y me entraba en sueño.
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Habían concluido ya día y medio. Los había pasado en el hotel viendo la tele y comiendo palomitas. De vez en cuando Sasha se pasaba por aquí y nos reíamos un rato, total vivía un par de calles más arriba.
Ya tenía echa la maleta. Era el doble de grande que una de cabina, pero eso no me importaba, mis padres tendrían que pagarla, ellos eran los causantes de este viaje. ¿Que padres quieren tan poco a su hija como para mandarla a un internado?
Además yo no me iba de viaje un año con sólo dos camisetas. Eso es lo único que te entra en esas cosas enanas.
Estaba subiendo las escaleras con un trozo de pizza en la mano, me lo iba a comer y me iría a dormir. Mañana tenía que despertarme a las 6:30 para coger el avión a las 8:45. Siempre viene bien llegar antes por el tema de las maletas.
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-¡Ross! ¡Despierta! Ya son las siete menos cuarto. No vas a llegar a tiempo para coger el avión -siempre la voz gritona de mi madre despertándome desde la cocina.
Mierda, me había olvidado de poner la alarma, pues era sábado. Me incorporé y miré el reloj digital; estamos a 17 de diciembre. Bajé corriendo a desayunar.
-Vamos date vida, Sasha viene a y media. -Cómo no, mi madre metiendo prisa a todo el mundo para amargarte la mañana.
-Ya voy.
Me bebí todo lo rápido que pude la leche y subí para arreglarme. Mientras bajaba costosamente la maleta por las escaleras, alguien llamó a la puerta e hizo que me pegara un susto y me cayera rodando junto con la maleta.
Me sujeté en la barandilla para levantarme y fui dispuesta a abrir la puerta y pegar una ostia al que hubiese llamado. El problema de esto fue que era Sasha y por suerte tiene buenos reflejos y me sostuvo la mano.
-¿Pero que haces? -me preguntó sorprendida.
-Has llamado en un momento crítico.
En ese momento Sasha miró detrás de mí y comprendió al ver la maleta abierta con toda la ropa fuera.
-Ups... -dicho esto se rió imaginándose la escena y me ayudó a recogerlo.
Cuando ya estaba todo, me colgué el bolso al hombro y abrí la puerta, no sin antes despedirme, claro.
Mi madre se encontraba en la entrada diciéndonos adiós con el brazo. Aunque la costara reconocerlo, iba a echar de menos nuestras trastadas.
-¡Portaos bien! Y llamadme cuando lleguéis.
-Sí, adiós.
Creo que en ese momento mi madre no era muy consciente de lo que costaba una llamada del extranjero, eso afirmaba que nos echaría de menos.
-Ahora a buscar un taxi -le dije a Sasha intentando mostrarme optimista ante aquel pésimo viaje.
-Sííí, ¿por que no?
Enserio, ¿Sasha me siguió el juego? Páramos un taxi que enseguida nos llevó al aeropuerto.
Sacamos las maletas del maletero y entramos en el enorme edificio. Una vez dentro buscamos el lugar en el que se facturan las maletas. Después de eso no teníamos nada más interesante que hacer, así que nos fuimos de tienda en tienda buscando utensilios para nuestras nuevas trastadas.
-Eh! Ross, ¿te gusta? -Sasha me enseñó espuma de afeitar -Se lo podemos cambiar a alguien por champú.
-Que buena idea. Vamos a la caja a pagar. El avión sale en 15 minutos.
Los alumnos de aquel asqueroso internado se iban a cagar. Sasha y yo teníamos que batir nuestro récord de trastadas sin ser pilladas. Eras 6, esa racha fue inolvidable. Eh, que para ser "trastadas" tan grandes es mucho, teniendo en cuenta que nos han expulsado ocho veces por ellas, chavales.
Cuando entramos en el avión y nos sentamos las los eramos lo suficientemente consientes para saber que este viaje iba a cambiar por completo nuestras vidas.

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Holiwii!!! Que hay? Aquí el segundo capitulo, esperamos que os guste y que paséis unas felices navidades. Actualizaremos cuando nos sea posible.
Se despiden vuestras zenzuales, atractivas y putoamas escritoras.
Shao, pargueliñas!

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- Hola Perra                    - Hola Zorra: DEPORTE+PIJAS = ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora