Y cuando no sabía qué decir
tu estúpida sonrisa invadió el lugar
y contagió el ambiente lleno de nubes.Un poco de distracción
de aquel mundo que nos consumía
tal como se consume nuestra paciencia.Un beso tuyo siguió después.
Una dulce tarde que viví al revés.
Una amarillenta estrella entre los dos
que encendía con cada respiración.Dos almas vagando por el aire
de la desesperación.
Nada más que ocultar,
nada más que decir.Me miras,
no me éstas viendo.
Me tocas,
me enciendes como al pasto seco.
Rápido. Sencillo. Silencioso.Como si el silencio nos gritara,
despertamos y volvemos a dormir.
Despertamos y volvemos a dormir.
Y volvemos a dormir.Y me vuelves a besar.
Una vez. Dos veces. Cinco veces.
Que mejor adicción que la de tus besos.
Que mayor preocupación
que la que nunca sentimos.Y cuando no sabía que más decir,
tu estúpida sonrisa invadió el lugar
y contagió el ambiente lleno de humo.