Cuando nos bajamos del taxi vimos un enorme edificio justo enfrente de nosotras. Era un tanto viejo, aunque parecía que estaban en obras ya que en la fachada había unas grandes bigas atadas con cuerdas que llegaban hasta lo alto de este.
Si alzabas la vista podías ver un gran letrero en el que se podía leer claramente "students house" lo que viene siendo piso de estudiantes.
No dudamos ni un segundo, y entramos a preguntar cuál era nuestra habitación para poder instalarnos y descansar unos minutos. Fuimos directas a recepción. En esta se encontraba un viejecito, de unos ochenta y tantos años, con el pelo blanco, gafas de culo de botella, y que aparentaba ser muy agradable. Este nos dijo que nuestra "casa permanente" seria la habitación 514 en el último piso, es decir el séptimo. Nos dio las llaves en un especie de llavero que tenía como decoración un objeto que nos recordaba a una ancla, aunque no estábamos muy seguras de ello.
Cuando llegamos a nuestra habitación empezamos a deshacer las maletas, y a organizarnos entre nosotras el espacio para que no hubiera problemas de convivencia ya que tendríamos que pasar mucho tiempo juntas. Llegamos al acuerdo de que mi parte seria la derecha del armario y la suya la izquierda. En el baño la estantería de arriba seria la suya, ya que debido a mi altura no alcanzaba a dejar i/o coger las cosas. De este modo la de abajo seria mía. El problema lo tuvimos a la hora de escoger dónde dormir, ya que ambas dormíamos apoyadas a la pared de nuestra derecha. Finalmente accedí yo a dormir a la izquierda. Al fin y al cabo ella es una de mis debilidades más perfectas.
Cuando ya casi habíamos acabado Mar decidió darse una ducha antes de ir a visitar la zona de alrededor de nuestra actual residencia, para saber dónde se encontraban los supermercados y otras tiendas en las que podríamos comprar cosas necesarias.
A lo que iba, esta me pregunto si me quería duchar con ella, como solíamos hacer cuando éramos pequeñas. En ese momento yo note que un nudo se formaba en mi garganta, y algo me apretaba el estómago haciendo que no supiera que responder a esa pregunta.
Pasaron unos 60 segundos largos, cuando Mar me volvió a preguntar si me apetecía. Finalmente acepte a su oferta, aunque estaba nerviosa, y a la vez ansiosa por ver los cambios que habían sucedido en su cuerpo después de unos 7 u 8 años.
Empezó a quitarse la ropa, yo me esperé a que ella estuviera completamente desnuda para quitarme la mía. Empezó soltándose esa preciosa melena que tiene, y agitándola al viento. Seguidamente se quitó los pantalones y la camiseta, dejando a la vista su preciosa figura. Tenía unos pechos realmente preciosos, y unas curvas espectaculares. Finalmente se quitó la ropa interior y se introdujo en la ducha diciéndome que si me pensaba meter algún día soltando una carcajada al final de la pregunta.
Yo dije que sí con una risa un tanto nerviosa. Procedí a quitarme la ropa, y a meterme en la ducha con ella. Una vez dentro no pude resistirme a mirarla de arriba de abajo. Ella estaba de espaldas a mí. Era absolutamente perfecta.
Mientras ella se enjabonaba el pelo, nos cambiamos de sitio para que yo pudiera mojarme la cabeza. Durante ese transcurso, note como nuestros cuerpos se rozaban, y mis pezones se erizaban al igual que los suyos al tocar mi espalda. Fue un momento un tanto incómodo.
Mientras yo me enjabonaba, note como ella me miraba. Yo disimulaba, pero a la vez intentaba hacerle notar que sabía que me estaba observando. En uno de mis intentos le sonreí y le guiñé un ojo, ya que sabía que eso era una de sus mayores debilidades, y más viniendo de mí, ya que siempre me decía que cuando hacia eso la enamoraba un poquito más. Aunque yo supiera que me lo decía en broma, me encantaba que lo dijera.
Cuando lo hice ella se empezó a reír, y se puso algo roja, por no decir bastante. Y fue ahí cuando ella sonrío y me enseño la lengua, haciendo resbalar toda el agua por su cuerpo. Para cambiar de tema esta me dijo que le quitara los nudos del cabello. Yo accedí encantada. Mientras lo hacía note una cierta tensión en el ambiente. Ella parecía nerviosa al igual que yo. Empezó a cogerse las manos, y yo sabía que eso era señal de que algo le estaba incomodando, así que decidí salirme de la ducha, e ir a cambiarme. Pocos minutos después ella hizo lo mismo y finalmente fuimos a dar una vuelta a la manzana.
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Innolvidable adolescencia
Teen FictionUna història de dos mejores amigas que viajan al extrangero para realizar un año de intercambio. Cumpliendo el sueño de cualquier adolescente de 16 años, ir a estudiar a los grandes EEUU. Las dos chicas, Mar y Aléxia, creen que todo saldrá sobre lo...