Sentí que el tiempo se me acortaba, Phillips corría como nunca. Llegando estaba el padre de Antonella afuera del faro, me baje del caballo y me dirige a la entrada de este, él comenzó acercarse a mí, me empujo y caí, me pare lo más rápido posible y volví a intentarlo, el saco una espada que estaba amarrada a su caballo, me detuve y metí mi mano al bolsillo, toque el frasco que Ignacia me había entregado y trate de pensar en cómo usarlo, se me pasaron muchas cosas por la cabeza, entre ellas tratar de botarlo, abrirle la boca y hacer que lo bebiera, pero él tenía una espada, tenía que encontrar la forma.
– Antonella! ¿Estas allí?... Amor contéstame ¿Dónde estás?
Del faro sale Roberto, con ella en brazo, venia ensangrentada en el entre piernas, mi mente se volvió loca, Antonella no reaccionaba, no se movía, simplemente parecía en estado de shock, el progenitor lo abrazo y le dio las bendiciones dando gracias a las estrellas de que por fin será abuelo. Mis ojos no se podían cerrar de la impotencia que sentía en ese momento, me acerque a mi caballo y saque un cuchillo de caza, el padre le entrego la espada y le pidió que se desasiera de mí, Roberto dejo a mi bella flor en un costado, sus pétalos caían junto a sus lágrimas. El joven que destruyo nuestra vida solo reía con frialdad ya no era el joven que me inspiraba respeto, se acercaba a mí con la espada y me gritaba que hoy será el día en que muera, pero será de una forma más entretenida. Tiro otra espada que cayó a mis pies, la cogí y me puse en guardia, mire a la luna pidiendo que me ayudara, tenía la ventaja de mis largos entrenamientos con mi padre cuando era pequeña. Comenzó aquella batalla, su posición era elegante, parecía que fuera un baile, pero yo no me quedaba atrás, no tenía la misma fuerza pero peleaba por la persona que amo, la adrenalina del momento y verla de reojos me daba las fuerzas de vengar por todo lo que paso por mi vida, junte todo el odio y las frustraciones, el cayó al suelo y le puse la navaja en el cuello, comenzó a rogar que no lo hiciera, que me dejaría ir con Antonella, que esta fue la idea del padre y que él lo obligo, que lo mataría si no lo hacía. Mi odio cambio de enemigo, mis ojos se fijaron en el progenitor, camine hacia el para terminar con lo que interrumpía nuestra vida juntas. Cuando ya estaba lo bastante cerca como para enterrar mi espada en el corazón de mi víctima, sentí un abrazo y un quejido muy familiar, me voltee y sujete a la persona que dio su vida por mí. Roberto termino acabando mi sueño, destruyo lo que me mantenía viva.
– ANTONELLA!!!
– Yo no quería hacerle daño, ella es mi vida. Perdón, amor, perdona te vas a poner bien.
– ¡NO TE ACERQUES!!, me la estas quitando, se desvanece.
– Danae... (sus palabras parecían doler), Mi hermosa Danae, eres la única persona por la cual daría la vida una y otra vez...
– No me dejes amor, seremos felices, estaremos juntas, por favor resiste, te ayudare, te cuidare como tú lo hiciste conmigo... Responderme, no te duermas, cumple lo que prometiste, estaríamos juntas, me lo juraste, no puedes darte por vencida, no te duermas bebe, respira... (La recosté y comencé apretar su pecho una y otra vez, besé sus labios esta vez con un sabor amargo, su labial rojo se derretía y bajaba por su mentón, mi llanto no dejaban de gritar su nombre, mientras mis manos volvían apretar su pecho) No te vallas, no me dejes sola, por favor no dejes que caigan tus pétalos, por favor respira...
Ya era demasiado tarde para mi final feliz, la bese una vez más sellando lo más sagrado, en aquel beso le traspase mi cordura y deje que mi locura tomara posición de aquel cuerpo vació que contenía el odio de haber perdido todo. Me pare como pude, mi ropa contenía la sangre de Antonella, me hacía fuerte y tenía sed de venganza, Roberto, me miro con aquellos ojos de culpabilidad, dio media vuelta y salto al vació. El padre ya no podía ser abuelo, se quedó sin descendencia
– Acaba con mi vida que ya no me importa nada, perdí a mi hija y ya no seré abuelo, ya no me importa vivir.
– Me encantaría acabar con tu miserable vida, pero merecer vivir con la culpa, te quedaras solo, piensa que tú fuiste quien mato a Antonella.
Me arrodille junto a mi amor, tome su mano y le conté como pudo ser nuestro futuro, que conoceríamos muchos lugares, que tendríamos nuestra casa, que adoptaríamos una niña, entre otros sueños. Recordé el último regalo que me dio Ignacia. Tome aquel frasco, tome una de las copas que Phillips tenía en un compartimiento, donde llevabas las cosas para celebrar con Antonella, que hoy sería un gran día.
- Me arrodillo ante ti, mi hermosa y amada luna, la única amiga que soporto mis penas y escuchaba mi sufrir, brindo con mi copa de Arsénico por el sabor de su último aliento.
Sentí uncalor que bajaba por mi garganta y como pude me recosté a lado de Antonella, le tomé la mano nuevamente ycerré mis ojos. Sentía un fuego dentro de mi ser y comencé a convulsionar,sentí que las manos de Antonella sedesvanecían de la nada, ya no la sentía, un susurro a lo lejos gritaba minombre, abrí mis ojos y vi a Ignacia,no lo comprendo, estoy en la cabaña tirada en el piso sin poder moverme, botoaquel liquido rojo de mi boca, y no puedo parar de toser, Ignacia llora, y me pide explicaciones, ¿porque lo hice?, atrás deella hay alguien más, una mujer, quien me mira con asombro, no entiendo quepasa, porque estoy en casa y no junto al faro. De mi boca solo pude preguntarpor Antonella. Ignacia solo mueve la cabeza, me dice que Antonella es la chica de mi novela, mis convulsiones se hacían másintensas y el dolor no dejaba tiempo para quejarme, imágenes de mi vida pasaronpor mi cabeza y recordé la realidad. Ignaciame dejo por la mujer que estaba parada justo atrás, ella me abandono como mipadre, no lo podía soportar, lloraba día y noche, no comía y me hice adicta amis pensamientos que me hundí en la paranoia de que alguien me amaba, nuncaexistió, todo este tiempo me encerré en mi delirio que ocasionó mi soledad yque Ignacia me abandonara. Mire losojos de Ignacia, levante mi brazo ytoque sus labios, tome mi último respiro y le dije que siempre será mi Antonella, mi amada Antonella.JTC
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La Locura de Danae
Novela JuvenilEstoy encerrada en mi propia desesperación por querer ocultar mi más profundos deseos, sentir que el mundo gira más lento, que el diablo me tienta cada vez que muestra aquella silueta perfecta, ver bailar sus labios rojo carmín, hace que me hunda e...