Prologo

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Stiles Stilinski siempre se ha visto envuelto en un halo de enfermedades que le habían limitado a "vivir" sus días de su casa a la escuela y de la escuela a su casa, oh claro falta mencionar sus visitas semanales al hospital. Todo esto pareció dar inicio meses después de la muerte de su madre, su salud había empezado a decaer ante la forma en la cual su madre se refería el durante sus episodios delirantes.

Su padre no soportaba estar en casa desde la perdida descuidando a su hijo, por lo que fue tarde cuando se dio cuenta, tal parecía que su hijo seguiría el camino de su esposa y le dolía, le dolía tanto ver a su hijo encamado tan débil y abandonado pero más le lastimaba no poder permanecer a su lado, cada vez que veía a su hijo juraba observar a su difunta esposa alternando ambas imágenes igual de dolorosas para él lo que le llevo a huir en su trabajo como alguacil.

Durante los primeros meses la soledad era su mayor compañera y probablemente hubiese continuado de esa forma, hasta que el hijo de la enfermera llego a su habitación.


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Con diez años de edad Scott McCall era el pequeño asistente de su madre durante sus ratos libres, no era muy social con los niños de su edad claro un niño asmático, tímido y miedoso de casi todo por lo que el mismo evitaba el contacto con otros niños...bueno más concretamente evitaba el contacto con cualquier persona si no estaba su madre de barrera entre ellos. Y así es como "ayudaba" a su madre durante los chequeos a los pacientes, tomando un tramo del uniforme de ella mientras verificaba las condiciones de estos a opinión de su madre el en verdad la ayudaba su indisposición a soltarle resultaba cómica logrando que sus pacientes mejoraran su humor incluso que soltaran una pequeña risa que avergonzaba el pequeño McCall quien se cubría con su madre.

Era un sábado usual recorriendo el segundo piso del Hospital, como siempre iba bien fijado a la prenda de Melissa caminando velozmente hacia la habitación que había pedido ayuda. Antes de poder entrar con su madre fue detenido por la misma que le miraba con seriedad.

-Scott quédate fuera y no te alejes mucho, ¿sí?-Dijo ella antes de entrar apresuradamente a la habitación con el médico.

El pequeño se pegó a la pared intentando camuflarse para evitar las miradas de quienes transitaban por el pasillo algo inútil pues parecía un pequeño ciervo muy adorable.

-Entonces papa no podrá venir hoy tampoco.-Apenas había escuchado la voz infantil proveniente de unas puertas a su derecha pero notaba la decepción en la vocecilla.

-Lo siento cariño llamo para decir que un caso lo iba a retener.-Las voces se hacías cada vez más audibles miro hacia el piso y se dio cuenta que caminaba en dirección a la puerta de dónde provenía la voz triste.

-Oh entiendo señorita, gracias.-Scott asomo su cabeza y abrió los ojos con curiosidad al ver a una de las enfermeras, la señorita Delia, con un niño que al parecer era de su edad.

-No te deprimas Stiles no es bueno para tu salud.- La curiosidad pico más a Scott al escuchar el peculiar nombre del otro niño.-Stiles no es un nombre.-Se dijo el latino con el señor ligeramente fruncido pero no le duro mucho al notar la atención de las dos personas en la habitación se enfocaban en él, miro a la enfermera que le observaba con diversión y después al niño que parecía ahora enojado con él, se puso rojo por haber dicho eso en voz alta.

Días de Lavandas y Tulipanes. (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora