C.14: Dime que no.

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En el cielo las nubes comenzaron a juntarse provocando que los caminantes fueran a refugiarse bajo los tejados de los edificios, debido a que la lluvia era inminente, más al norte de la ciudad donde la lluvia estaba en su apojeo cierta peli castaña se encontraba dentro de una cueva buscando abrazarse así misma y así poder darse autocalor, el ambiente era frío y húmedo por lo que la chica apenas y podía sentir un poco de calor, junto a ella había un canino que se mantenía recargado a su lado buscando brindarle su calor a la chica que parecía un bloque de hielo.

En cierto momento dado el lobo ahora se encontraba sobre el regazo de la chica mientras que esta lo abrazaba de manera fuerte, sentía sus piernas frías al igual que sus brazos, su rostro ahora se veía más pálido de lo usual y sus ojos esmeralda de veían más resaltantes que nunca debido a la penumbra y frialdad del ambiente.

- B-bueno amigo... Creó que ahora si nos quedamos solos... - susurro encogiéndose mientras que su mandíbula tiritaba provocando un sonido de choque.

Tu te quedaste sola... Pero eso no es bueno, si sigues así te enfermarás... Creó que hay una casa cerca pero... Son de ellos... Vale la pena intentar ,esos eran los pensamientos de nuestro can, rápidamente de levantó para que Valentain le siguiera.

La chica al principio no parecía comprender sin embargo después de unos minutos se levanto, como pudo camino hacia la dirección del lobo percatándose de que se le hacia familiar, cual sería su sorpresa al encontrarse con la mansión de los Neigthword por lo que ella con gran agradecimiento abrazo al lobo, casi corriendo fue hacia el umbral de la puerta buscando que le ayudaran mientras que el lobo le miraba extrañado, ella parecía conocer la casa o al menos conocer de quien era.

- ¡Abran! Por favor! Hace mucho frío! - grito tocando la puerta como si la quisiera derribar, y gracias a su deidad la escucharon ya que de inmediato una de las sirvientas abrió

- señorita Valentain... ¡¿Que hace afuera con este frío?! - la regañó aquella mujer de edad avanzada y con pinta de dictadora más era una buena persona.

- el iceberg andante me dejó afuera - se defendió notando como el lobo permanecía ahí - ¿puedes traerme una toalla? - preguntó temblando, la mujer de inmediato se hizo atrás para que ella pasara cerrando tras ella.

El can tan sólo bajo las orejas mientras hacia aquel característico sonido cuando estaban tristes, cuando planeaba darse la vuelta escuchó como la puerta se abrió, de inmediato se giro encontrándose con la castaña dándole una señal de que entrara, y como si fuera la mermelada de su pan corrió hacia ella.

________ Con Kaname ________

- ¿como te sientes hijo...? - la voz del hombre se hizo sonar de manera preocupada pero firme, esperaba que esta vez no corriera peligro.

- ¿que como estoy...? Bien... Pero... Quiero que me expliques algo padre... - la voz de nuestro vampiro se escuchaba de forma sarcástica y lenta, como si fuera a decir la peor de las noticias.

Su padre simplemente se frotó la frente, sabía el carácter de su hijo y si ya era realmente Kaname sabía que lo primero que haría era buscar a la chica y seguramente armaría todo un desastre.

- habla - respondió preparado para cualquier cosa que sacara de la nada.

- Ella... ¿Esta muerta...? - preguntó con la voz temblorosa, según recordaba Enraiha había muerto... Pero... Tenía la sensación de haberla tenido en sus brazos, incluso podía percibir su esencia en el.

- te seré sincero... No, ella no esta muerta - su respuesta fue como la gota que derramó el vaso.

Aquel chico simplemente se levantó con la mirada baja, sus palatinados cabellos cubrían parte de su rostro por lo que no era fácil deducir su expresión más sin embargo con ver la forma en que apretaba los puños se podía deducir que no estaba de buen humor.

viviendo entre vampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora