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{Todo el mundo quiere a Caspian}

A la mañana siguiente, a Blair la despertaron los gritos de los soldados del castillo. La chica se incorporó en la cama y apoyó la espalda en las almohadas del plumas, se frotó los ojos y sacó el pie derecho de la cama. Hacía frio, así que volvió a meterse en la cama. Se quedó así hasta que se concienció de que no podía pasarse toda la mañana así. Salió de la cama, se puso su bata y se acercó a la ventana que daba al patio principal como hacía cada mañana, le gustaba ver a los guardas haciendo su ronda, oír la música que procedía del músico que siempre se ponía a tocar a las puertas del castillo y oler el olor a pan recién hecho. Pero al asomarse a la ventana esa mañana nada era como las demás. Había muchos soldados, todos armados hasta los dientes, algunos montados en sus caballos. No sonaba ningún tipo de música y no olía a pan. Las puertas del castillo estaban cerradas y no se veía a nadie en el patio. Todo esto preocupó a Blair. La muchacha se puso un vestido blanco con el corsé amarillo lo más rápido que pudo para bajar lo antes posible a enterarse de lo que pasaba.

Salió de su habitación y vio que a los lados de su puerta había dos guardas. Los guardas la miraron y luego se miraron entre ellos. Blair, confundida, empezó a caminar hacia el salón principal donde probablemente encontraría a su padre. Los dos guardas empezaron a seguir a Blair por los pasillos del castillo. La puerta del salón principal estaba abierta de par en par, algo que no era muy usual, dentro, Blair pudo ver a todos los Lores, al tío de Caspian, a su padre y a mucha más gente a la que no reconocía. Miraz y su padre estaban sentados el uno al lado del otro escuchando los gritos de todos los demás.

—¡Blair!—gritó alguien desde dentro de la sala.

Blair dirigió su mirada hacia la persona que había pronunciado su nombre. Vio a su amiga Kenna sentada en una esquina del salón. Se dirigió hacia ella y se sentó a su lado.

—Lo siento tanto, ¿quién iba a imaginar que esto pudiera pasar?

Blair no entendía ni una palabra de lo que su amiga le decía. Todo el mundo parecía saber lo que había pasado menos ella. Nadie se lo quiso decir, ni siquiera los guardas que la siguieron alrededor de todo el castillo. La joven intentaba entender lo que estaba pasando, escuchaba atentamente a lo que la gente decía, pero todos eran gritos de: "Deberíamos matarlos", "Abominaciones" y "A la hoguera" por lo que no entendió mucho. Miró a su padre para ver si él arrojaba un poco de luz sobre todo este asunto. SU mirada se cruzó con la de su padre durante un milésima de segundo, pero eso le bastó para saber que no había pasado nada bueno. Vió como su padre le susurraba algo a Miraz, quien se levantó y con el simple gesto de dar una palmada, todo el mundo se calló.

—Este será un asunto que será manejado con la mayor cautela. Ahora por favor, regresen a sus casas.

Mucha gente puso pegas, pero todos acabaron marchándose. Blair y Kenna se levantaron para marcharse junto a los demás pero Miraz se dirigió a ella.

—Blair, quédate por favor—le dijo el rey telmarino.

Blair sintió como un escalofrío le recorría el cuerpo. Esas palabras no suelen indicar algo bueno. Se despidió de su amiga y empezó a caminar en dirección al trono. Cuando todo el mundo se había marchado, en la habitación solo quedaban ella, su padre y el Rey. Hizo una reverencia algo sosa y miró a su padre preguntándole con tan solo la mirada qué había pasado.

—Verás Blair, estas no son noticias fáciles de dar, y menos de digerir. Pero Miraz cree que debido a tu estrecha relación con su sobrino, deberías conocerlas por nosotros.

Las palabras de su padre pusieron a Blair en tensión. Cerró los puños. No se había dado cuenta hasta que su padre había pronunciado su nombre, pero no había visto a Caspian en toda la mañana, lo que era bastante extraño.

when we collide ◀▶ narnia fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora