Capítulo 1

885 34 8
                                    


ALEJANDRA

16 de Diciembre del 2015

Estaba a nueve días de navidad. Tan solo nueve días. ¿Cómo lo encontraría en esta ciudad tan grande? No tengo una dirección, ni un número de teléfono, tan solo un nombre y su rostro en mi memoria. Su hermoso y dulce rostro.

Lo conocí la navidad pasada, exactamente en Noche Buena. Esa noche salí a caminar por un parque que había cerca de mi casa. Todo el mundo estaba compartiendo en familia, cenando, conversando, riendo. Todos estaban acompañados, menos yo. Me encontraba peleada con mi familia hace dos años, ya no nos hablábamos ni nos veíamos. Cada día que pasaba sin ellos era desesperante, pero mi maldito orgullo no me dejaba ceder.

Esa noche me senté en un banco al centro del parque, eran las diez y no había absolutamente nadie a mí alrededor, tan solo se veían luces en las casas y el aire traía una sensación de paz y amor, pero en mi interior solo había una tormenta de soledad y dolor.

Mientras estaba inmersa en mis pensamientos sentí que alguien se sentaba a mi lado. Mis nervios se dispararon y me puse rígida. ¿Y si era un sicópata? ¿Un ladrón? ¿Un violador? Literalmente estuve a punto de desmayarme.

Mordí mi labio inferior y me voltee lentamente a ver quien era.

No sé exactamente que expresión puse, porque aquel chico que se lamentaba a mi lado me miró confundido.

-lo siento. -dije.

-¿por qué? -preguntó él.

-eh, no estoy muy segura. -contesté.

Él sonrió. Una hermosa sonrisa, que me dejo suspirando por dentro.

-puedo preguntar ¿Qué haces tan sola a estas horas? -su voz me hipnotizó. Quedaba claro que no era mexicano, porque tenía un acento americano, pero que importaba, su voz era hermosa.

-yo podría preguntar lo mismo. -contesté.

Él sonrió nuevamente, mostrando sus perfectos dientes blancos. ¿Qué acaso este hombre era perfecto?

-acompaño a mi hermano que tiene una presentación, pero él tuvo que salir así que me quede solo. Decidí salir a dar una vuelta y fue cuando te vi. Me senté a tu lado para no parecer un sicópata cuando te mirara. -dijo como si nada.

Mis mejillas se tornaron calientes. En vez de estar asustada, él me provocaba una extraña sensación de tranquilidad y llenaba ese vacío que tenía dentro.

-si quieres podemos hacernos compañía. Yo también estoy sola esta noche. -dije.

¿Por qué demonio dije eso?

-me encantaría. -dijo.

Esa noche la pasamos sentados en el pasto de aquel parque conversando de nuestras vidas. Esa noche hizo que todo cambiara en mí. Me di cuenta que estaba equivocada, que ya no debía seguir enojada con mi familia, menos por cosas tan triviales como lo era el dinero. Él me hizo despertar, me hizo renacer de las cenizas.

El momento de despedirnos fue extraño. No, en realidad fue lo más osado que he hecho en toda mi vida. Cuando nos encontrábamos en la entrada de mi casa, él se acercó a mí y me beso. Un beso mágico, un beso lleno de esperanza. Fue un deseo de Navidad cumplido.

Se separó de mí y susurró. -Kevin -y se fue dejándome petrificada en la puerta de mi casa, sin saber que hacer ni comprender lo que había sucedido.

Había besado a un completo desconocido y no me arrepentía de ello.

Desde ese entonces que mi vida cambio. Ya no había más problemas. Empecé a sonreírle a la vida, a mirarla diferente. Al día siguiente llamé a mi familia y me reconcilié con ellos. Creo que él me entrego una energía nueva, me entrego las ganas de vivir. Pero aun así tenía la necesidad de encontrarlo, de verlo aunque sea por última vez y darle las gracias por todo lo que hizo por mí esa noche.

Aquella noche que jamás olvidaría.

-¿sabes qué? Ya basta -dijo Annie, irritada por teléfono. -¿de verdad quieres encontrar a este chico?

-por supuesto que sí.

-entonces, vente a Estados Unidos. En México no podrás hacer mucho la verdad. -dijo ella.

-no tengo dinero para hacerlo. Además, debería darme por vencida, está claro que es como buscar una aguja en un pajar -dije resignada.

-¡¿Qué?! No, no, no. Ahora no me vengas con eso. Ya me convencí que ese chico no es un fantasma, así que no te des por vencida. -sonreí. Annie y sus locuras.

-¿Qué sugieres? ¿Qué busque a todos los Kevin del mundo? -dije alterada. -¡por dios! Como si fuera tan fácil.

-nadie dijo que sería fácil, solo no te rindas. Ya se me ocurrirá algo. -se quedo en silencio un momento. -aun así sigo pensando que deberías venirte a Estados Unidos. -suspire.

Luego de esa llamada, pasaron dos días y llego a mi puerta un sobre con mi nombre. Cuando lo abrí me encontré con un pasaje a Nueva York y una carta.

Carta:

Ya no tienes excusas para quedarte lamentando el no poder encontrar a tu príncipe azul. Así que mueve ese trasero tuyo del sofá, en el cual seguro estás (¿Cómo supo eso?), y arregla tus maletas que tu vuelo sale en cuatro horas.

Trae mucha ropa, ya que lo más probable es que no sea fácil encontrar al chico de los ojos verdes que te dejaron loca (¡Oye!).

Así que deja de leer esta carta y ve hacer tus maletas. En serio, ve, porque no hay más dinero para otros pasajes.

Con cariño....

Annie (:

Así fue como termine viajando a Estados Unidos y ahora que me encuentro en el aeropuerto de Nueva York, recién bajándome del avión, maldiciendo a Annie por convencerme de hacer esta locura, rogaba poder encontrar y ver, aunque sea de lejos, al chico de los ojos verdes. Kevin...





Cake by the CHRISTMAS [Jonas] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora