CHAPTER 5

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El tiempo parecía pararse, sus ojos se encontraron con los míos por lo que parecía una eternidad, su rostro mostraba enojo y algo que parecía ¿Preocupación?

-¿Te encuentras bien?-seguía parado frente a mí con esa posición intimidante.

-Bien, quitando que casi comían mi alma y acababan con mi existencia-me encantaba usar el sarcasmo cuando no era evidente lo contrario.

Se volteó hacia los Granles, podía sentir lo enfadado que se encontraba sus ojos relampagueaba un fuego intenso y furioso.

-¿Quién les dio el derecho de siquiera mirarla?-escupía la pregunta con verdadero odio, ni siquiera dejó que alguien contestara, no era una pregunta que se debiera contestar era una advertencia en toda la regla de la palabra-No quiero que vuelvan a tocarla o siquiera respirar delante de ella, porque si no, yo me encargaré de matarlos personalmente ¿Entendieron, escorias?

En verdad estaba sorprendida, los Granles le miraban con respeto y seriedad, el Diablo podía cumplir esa amenaza en un abrir y cerrar de ojos y ellos lo sabían, les miraba con odio y asco, ¿Tan importante era yo?

-Arrollidence y hagan una reverencia, ordenó.

Lucifer volteó hacia mí y me extendió la mano, me puso junto a él y dijo:

-Hagan lo que les ordené.

Los Granles obedecieron y se arrodillaron frente mío.

-Ahora supliquen su perdón, escorias mugrientas y rueguen porque se las de.

Yo no podía siquiera articular palabra alguna y para terminar su mandato dijo:

- Júrenle lealtad eterna, su voz era seca pero tosca.

-Rogamus et iuramus indulgentiam erga nos finem "le imploramos su perdón y le juramos nuestra lealtad hasta el fin de los tiempos", dijeron todos al unísono en latín.

-¿Aceptas sus disculpas?-preguntó viéndome fijamente.

-Si-dije viendo a todos los Granles.

-Excelente, ahora quiero que sepan que si le tocan un solo cabello a ella morirán inmediatamente, ella no se toca, a ella no se le ve, a ella se le respeta como si fuera yo, ustedes escorias, no tienen ningún poder para hacer lo que acaban de hacer, si me enteró que han hecho lo contrario a mis órdenes lo pagaran por el resto de su eternidad.

Sus alas comenzaron a hacerse cenizas negras que se evaporaban al segundo, me tomó entre sus brazos y chasqueó los dedos.

"Duerme"

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Me encontraba en la habitación donde había despertado con anterioridad, solo que esta vez no me encontraba sola, Lucifer estaba sentado en una silla viéndome fijamente.

-¿Qué ha pasado?-pregunté reincorporándome en la cama.

-¿Importa? -su respuesta fue sería y cortante.

-¿Por qué tuve emociones? Sentí el miedo, la angustia y la desesperación.

-Cariño, esto es el infierno y los pecadores vuelven a tener su cuerpo para que sufran el acto de sus consecuencias en vida, así que prácticamente eres inmortal.

Sus palabras tenían mucho sentido recordando a las personas en los corredores, el miedo y desesperación, la adrenalina y demás que sentí cuando entré al cuarto de los Granles.

-¿Así que puedo sangrar, me pueden golpear y sentir dolor?-pregunté viéndole aquellos ojos que eran igual a los míos.

-Sí, pero arrancaré cada una de sus extremidades una por una lentamente si me entero que han intentado tocarte un cabello.

Sabía que decía la verdad, ya conocía esa cara de sinceridad pero el fuego en sus ojos que advertía su molestia.

-¿Por qué me has traído al infierno?

Casi moría aquí y ni siquiera sabía porque el Diablo me trajo a este lugar.

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INFERNUM (sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora