- No, aquí no. Esto tampoco. - Dije, tirando hacia atrás una llave inglesa.
- Woah. - Comento el rubio, esquivando la herramienta. - Cuidado.
Me reí.
- Esto tampoco, no, no. - ¿Por qué mi papá tenia un patito de hule en su caja de herramientas?.
- Este pato se parece a mi. - Ross se estaba volviendo loco, genial, lo que me faltaba.
- ¿PUEDES CALLARTE? SI NO TE CALLAS EL PEGAMENTO SE VA A SENTIR INTIMIDADO Y SE VA A ESCONDER Y NO VAMOS A PODER ENCONTRARLO NUNCA. - Grité, mientras revolvía el maletín, tirando tornillos por aquí y por allá.
- No me grites. - Hizo un mohín. - De seguro que el pegamento no se muestra porque te tiene miedo, porque gritas mucho.
Rodé los ojos, resoplando, lanzando todo el aire que estaba acumulando.
El chico tomó un inflador para bicicletas de una de las esquinas del garage, y comenzó a tirarme aire en la cara.
-¿Qué haces...
- Es para que no te desinfles, porque es lo que va a pasar si sigues largando tanto aire. De verdad, da miedo. Me preocupó. - Y siguió hechandome aire.
Me hacia cosquillas el jodido aire, por lo cual intentaba no reír. No funciono, termine riendome de todas formas.
- Bueno, no hay ningún pegamento aquí. - Anuncie, metiendo todo dentro de la caja de herramientas otra vez, dejando todo hecho un caos.
- ¿Ah? ¿Pegamento? ¿Eso de ahí no es un pegamento? - Señalo una repisa alta del garage, que por mi estatura, no llegaba a ver.
- Esto es una broma ¿No? - El chico me miro. - Es decir, no llego a ver. - Había buscado por todos los cajones y cajas durante 2 horas, y resultaba ser que el pegamento estaba en una repisa. Ah, genial.
- Yo lo alcanzo. - Ross se subió a una de las cajas, y parándose de puntitas de pie, sacó de la repisa, efectivamente, un pomo de pegamento.
Sonrió amablemente y me paso el pegamento, bajándose de la caja de un salto.
- Siquiera me dejaste intentar llamarlo con el pensamiento. - Me quejé, él se río. ¿Por qué se ríe de todo? Yo hablaba en serio.
Nos sentamos en la alfombra de la sala, intentando unir los pedazos de los jarrones y la tetera.
Yo era un asco con las manualidades, no se me daba.
Una vez, en jardín de infantes, debíamos hacer un collage, y de alguna forma u otra, termine con las manos pegadas al pelo de la maestra.
Cuando le comenté eso al rubio, se rió de mi durante 20 minutos, a reloj.Intentaba pegar los trozos. "Quizás esta parte va con esto de aquí" "Y esto con esto" "Ay, se me pegó el dedo."
Ross no dejaba de darme indicaciones, con una paz infinita. "No, honey, pon el pegamento en el borde." "Cuando tienes 4 hermanos aprendes sobre esta clase de situaciones." "Ay, no seas boba. Dame, mejor lo hago yo." Se decidió, cuando por accidente rompí un pedazo casi intacto en un millón de fragmentos.
¡No era mi culpa!.Él me obligo a quedarme a un metros distancia de su «área de trabajo», cuando sin querer le di un codazo a la mitad de la tetera, cuyo pegamento se estaba secando.
La peste a perfume no se iba, y tuve que abrir todas las ventanas.
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Crecer Contigo ~Precuela de "Enseñandole a ser Ross"~ {R5}
FanfictionNO ES NECESARIO HABER LEIDO "Enseñándole a ser Ross" PARA ENTENDER ESTA HISTORIA: ¿Como estas dos personas completamente distintas lograron ser amigos? Nadie lo sabe... Sus travesuras, peleas amores y secretos... Ross Lynch y Luz Mert, un dúo di...