Capítulo dos

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Verla entrar al salón era una de las pocas cosas que me gustaba del día. Tenía una sonrisa espectacular pero lo que más me llamaba la atención era su cabello. Era muy inusual y hermoso. Era el tipo de chica que resaltaba en cada lugar, pero de la manera más rebelde y fuerte. Ella era fuerza. Valentía. Su carácter intimidaba y hacia que todo el mundo la respetara. No solo porque era la mejor en la universidad o la más "popular". Lo que llamaba la atención es que ella no sabía el efecto que causaba en las personas. Cuando alguien entablaba una conversación con ella, tú te podías sentir la persona más interesante. Siempre ponía atención a lo que le decían. Sonreía y daba cumplidos a donde iba. Pero yo sabía que no era siempre así. La había escuhado llorar en los pasillos, y sabía que su mundo no era rosa como todos pensaban. Había tenido una infancia demasiado dura y eso muy pocas personas lo sabían. La admiraba por hacer creer a los demás que ellos podían seguir sus ideales. Aunque ella a veces no los siguiera. Verla bailar era un placer. Sabía moverse tal cual cisne en un lago. Era una contracción. Se veía frágil, pero ella era fuerte.

Seguía moviéndose en frente al espejo. En cada giro que daba desprendía elegancia y energía. Finalizó con una reverencia y antes que volteara yo ya había desaparecido. Caminé rápido y entré en el campus. Crucé la puerta de mi habitación y ahí estaba Dylan.

-Acabas de llegar de verla, ¿no? Enserió deberías decidirte en tus sentimientos. O le tienes miedo o en verdad la quieres. Después de todo parece que tienen tensión sexual entre ustedes. Tengo la teoría de que talvez solo necesitas acostar con ella y pueda ser que tu obsesión desaparezca.

-A veces me preguntó como pudimos terminar siendo mejores amigos. Eres un insensible. Pero talvez tengas razón en algo. Solo es una obsesión. Pero no pienso acostarme con ella solo para probar tu punto. Ella podría hacerme la vida imposible. - dije con resignación. La vida más imposible ya no podía hacérmela. Siempre nos tratábamos mal. Yo empecé, pero no fue adrede. - Sabes creo que voy a comenzar a cambiar mi táctica de conquista este año. Talvez necesite relacionarme con ella.

-Bueno me avisas cuando te rindas y así nos vamos de fiesta y vemos a chicas con un cabello más normal ¿sí? Pero en serio, ¿seguro que no se pinta el cabello, bueno aparte de las mechas? La chica es extraña.

-No, no lo es. Es especial y lo sabes. Es única en su clase. ¿Has visto su sonrisa? Sus hoyuelos se marcan. Es diferente al resto, aunque tenga todas las cualidades para ser el prototipo perfecto de una popular engreída. Ella no lo es. Sabes creo que no es obsesión. La quiero de la manera más extraña que querré a alguien. La quiero proteger, pero sé que ella no se va a dejar. Quiero conocer sus secretos para poder así pertenecerle. Quiero tener algo de ella que nunca nadie ha tenido. Quiero que me vea de otra manera. Ya me cansé del tira y afloja que tenemos. Quiero ir de lleno con ella.

- ¿Y así dices que no quieres nada con ella? Amigo estás enamorado o talvez sufres algo parecido, pero acuérdate que vas tener que inventarte algo para acercarte porque o si no va sospechar que estas planeando algo contra ella. Sabes a veces me pregunto cómo sería yo si me gustara alguien de la misma manera que a ti te gusta Megan.

-Creo que el mundo desaparecería primero antes que eso suceda o talvez tengas un hada madrina y te ponga a una chica que encarrile tu camino. En resumen, no pierdas las esperanzas. - suspiré y cerré mis ojos. La vi a ella y su sonrisa confiada. Su seguridad. Hay diferentes maneras en que un hombre ve a una mujer. Las más típicas son tres: sexy, tierna y bonita. Sexy, una mujer segura de sí misma, sabe lo que tiene y la impresión que causa y lo usa. Bonita, su personalidad y su carisma ensombrecen el resto de ella. Y tierna, la mujer dulce, relajada y su optimismo que te ayuda a ver el lado buenas de las cosas. Es fácil decidir entre uno de las tres porque sabes a que te enfrentas. Pero ella era una combinación de toda y de más. Era sexy cuando mostraba su actitud prepotente y soberbia, aunque eso era malo. Había algo en ello que me atraía. Era bonita en todo el sentido de la palabra, sus ojos, su cabello, su forma de ser. Protectora, amable y colaboradora. Temeraria cuando la ocasión lo ameritaba. Tierna con los niños, demasiado dulce. Me volvía loco y lo peor ella no lo notaba. Sus curvas me atraían, sus huesos delineados, sus labios carnosos.

Soñé con ella.

Desperté con su imagen.

Ahí estaba ella corriendo con su amiga. El sol le daba un efecto hermoso en su extraña caballera. Ay Arioth te estas volviendo un romántico. Terminé mi rutina de ejercicios y regresé a cambiarme. Dylan ya se había adelantado a la clase de Historia del Arte. Llegué y aún mi chica rebelde no llegaba. Se hizo silencio cuando ella apareció en escena. Habló de mi como siempre, comentarios hirientes y mal intencionados. Le respondí e hice silencio. A veces me daba cólera que se comportara como niña caprichosa pero después veo que ella tiene talento para estar aquí. Yo a diferencia de ella tuve que ganar una beca para entrar a Princeton. No es que mi familia fuera pobre pero tampoco tenían dinero para pagarme este tipo de universidad.

Me sonrió al finalizar la clase. Su sonrisa hermosa pero no entendía porque me sonreía no es que me desagrada, pero era muy extraño algún tipo de gesto amable de su parte. Y sí, la desafortunada estaba enferma. Fuimos a la enfermería para que le recetaran algo.

- Megan cuando le enfermera termine contigo, vamos a clase de sociales juntos. Me da miedo que te vayas a desmayar. - le dije. En verdad estaba preocupado. Ella nunca se enfermaba, bueno al menos yo nunca la había visto enferma. Era una chica muy fuerte.

Siguió bromeando de mi actitud. Hacer el proyecto juntos era una oportunidad de poder acercarme más a ella. Pero al ver sus ojos cristalizarse y perderse en la pared, me di cuenta que el proyecto tenía un nuevo significado para ella. Después de coordinar lo que íbamos hacer con el proyecto cada uno se fue por su lado. Acerqué mi carro al bosque y lo estacioné. Caminé durante quince minutos y llegué a la casa rustica que estaba escondida entre maleza y árboles. Los doctores habían dicho que mi mamá tenía que permanecer lejos de la civilización para que no haga daño a nadie. Ella tenía un problema de paranoia y psicosis. Lo que hizo que haga cosas horrorosas. Maltrató a mi hermanita por mucho tiempo y estuvo a punto de asesinar a mi padre.

Estaba enferma.

Viví repudiándola y odiándola durante mucho tiempo, pero aun así ella era mi madre. Aunque por dentro estaba destruido. Muchas veces recibí los golpes de mi hermana. La protegía del monstruo que tenía de madre. Hay veces que luchar solo con tus demonios no es suficiente. Pedir ayuda es una opción que no la tienen todos. Pase mucho tiempo en las calles trabajando para poder recolectar dinero y llevarla a un centro psiquiátrico. Mi padre nos ayudó un poco pero después él se cansó y se fue. Nunca lo culpe por haberla abandonado, pero nunca iba poder perdonar el habernos dejado con nuestra madre. Entré a la casa y me dirigí a la cocina. Limpie y ordene el lugar. Su puerta estaba abierta, eso era extraño porque siempre la dejaban cerrada. Supuestamente los doctores la encerraban en su habitación cuando ellos se iban. Mire mi reloj solo habían pasado dos horas desde que se habían ido.

Ingresé a la habitación.

Ella no estaba ahí.

Llame al hospital y no responden. Nadie sabe dónde está.

Pongo en marcha mi camioneta y voy a recoger a mi hermana. La llevo al campus y la dejó con Dylan. Mi madre es peligrosa y vengativa. Telefoneo a los vecinos para ver si la han visto y que tengan cuidado. Lo peor de ella es que no sabe lo que puede causar. Regreso en la noche al campus y me quedó dormido junto a Lucy.

A la mañana siguiente llevo a Lucy al colegio y le digo a la profesora que la vigile y que no la entregue a nadie a la hora de salida. Voy a la universidad, pero no me concentro. Hay demasiada tensión. Dolores de cabeza. Las horas pasan como el viento. Rápido y desapercibido. Eran las seis de la tarde cuando llegue a mi departamento. Lucy estaba haciendo su tarea encima de la mesa de la cocina. Dylan estaba trabajando en algún trabajo con su laptop. Y yo estaba sentado en medio de la sala pensando. Me horrorizaba que mamá pudiera ser algún daño a alguien. Me había quedado dormido cuando el sonido de mi celular me despertó. Hospital se leía en la pantalla.

-Buenas noches joven. Su mamá fue encontrada. –Esas palabras fueron las que causaron tanto alivio en mi persona. Vi a Lucy dormida en la mesa y me sentí feliz porque una noche más ella dormiría segura.


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⏰ Última actualización: Oct 01, 2017 ⏰

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El dolor del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora