Capítulo cinco

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Al día siguiente me desperté por los rayos del sol que entraban por mi ventana, mis amigas recién despertaban al igual que yo.

—Buenos días—Les dije y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y en no más de quince minutos ya estaba lista, me sequé el pelo con el secador antes de salir y volví al cuarto. Me puse un jean azul, una remera blanca con mariposas estampadas y unas converse blancas. Bajé a la cocina y como todas las mañanas mis amigas ya estaban ahí desayunando, yo siempre era la última en terminar.

—Me senté en la mesa y preparé mi desayuno con cereales, charlamos hasta que todas terminamos. —Bueno, en realidad hasta que yo terminé.— y nos fuimos al colegio.

Anoche había vuelto a llamar a Adam y había seguido sin atenderme. Llegamos al colegio y pasé por su casillero buscándolo pero no estaba, aún no había llegado. Decidí esperarlo, Adam siempre llegaba a horario así que tal vez en unos minutos estaría allí.

Ya hacía diez minutos que estaba allí parada y nada, claramente no había venido. Tal vez sucedió algo, él no faltaba a clases porque si o tal vez simplemente no quería verme. Me preocupé al pensar en la primera opción y lo llamé otra vez. 

El teléfono sonó y a la tercera vez atendieron.

—¡Adam! ¿por qué no atendías? me tienes preocupada—Dije, quería escucharlo hablar.

—Hola, estoy bien, si es lo que querías saber— Dijo del otro lado de la línea.

—Adam ¿aún sigues enojado conmigo?

—No estoy enojado, estoy enfermo.— Respondió y lo oí toser.

—Ay no ¿qué tienes? pensé que no me querías atender.

—Estuve con fiebre ayer, y ahora estoy en cama, en reposo. Parece que agarré una fuerte gripe, sólo eso.

—¿Y por qué no atendías el celular?

—No quise interrumpir tu cita con Nathan.—Soltó.

¿¡QUÉ!? ¿CÓMO SABÍA LO DE NATHAN? —Pensé asustada, sólo sabía su nombre y nada más que eso.

—¿No dirás nada verdad?—Preguntó al no obtener respuesta.

—Me quedé muda por un instante y luego hablé. —¿Lo conoces? ¿Cómo sabes que nos veríamos?

—Eso no importa.— Respondió y volvió a toser.— Les deseo lo mejor juntos.— Dijo para finalizar y cortó.

Estaba sorprendida, muy sorprendida ¿acaso Adam conocía a Nathan? ¿quién le había contado sobre el? las dudas invadían mi cabeza. Las únicas que sabían todo de mi eran mis amigas pero dudaba que ellas le dijeran algo. Miré la hora en mi celular y caminé apresuradamente por el pasillo, la campana de entrada había sonado hace tiempo.

La clase del señor Wilson ya había empezado y había llegado diez minutos tarde. Me senté en mi lugar silenciosa luego de un sermón por parte del profesor.

—¿En donde te habías metido?—Preguntó Francesca, que se sentaba a mi lado, por lo bajo.

Quise contestarle pero el profesor paró su clase para mirarme fijo al verme intentando hablar con Fran y bajé la mirada a mi pupitre. De verdad odiaba entrar tarde a clase y aún más con ese profesor.

La campana del recreo sonó y al fin pude respirar, el profesor me había observado toda la clase buscando cualquier buena escusa para llamarme la atención.

Me junté con mis amigas y les conté la razón por la que había entrado tarde a clase, incluyéndoles que Adam se había enterado de que me había juntado con Nathan y no me había dado ni una sola explicación.

Un amor imprevistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora