Capítulo dos

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Me encaminaba a paso seguro hacia la fiesta, no quise mirar hacia atrás y encontrarme con sus ojos, sabía que una parte de mi se detendría si lo hacia. Finalmente atravesé la puerta y me adentre al lugar, que esta vez lucia un poco más calmado que al principio. No pude evitar sentir la mirada acusadora de todos sobre mi, me avergoncé inmediatamente, seguro había quedado como "la chica que causo el alboroto"  y todo por haberme involucrado con un chico que ni conocía, además de ni siquiera saber su nombre. Tal vez ir a ese lugar había sido una mala idea después de todo y ese presentimiento que tenía al principió de que algo bueno sucedería esa noche, había sido erróneo. El morocho de ojos penetrantes fue ese "algo bueno" que te sucedería grito mi subconsciente y sacudí mi cabeza en forma de negación, evadiendo el pensamiento. El había sido justamente el indicio de ese "algo malo" que había sucedido esa noche. 

Vi a mis amigas a lo lejos charlando con unos chicos, cada una de ellas se apartó de ellos y se dirigieron hacia mi.

—¿En donde estabas? ,Nos tenías preocupadas, Nos debes explicaciones.—Salieron de sus labios al unísono.  

—Lo lamento chicas, sucedió algo horrible. —Dije ahogando las palabras y abrazándolas.

Éstas me miraron preocupadas

—Nos contaras todo cuando lleguemos a casa. —Dijo Hanna, mi mejor amiga, una persona increíble a la cual podías confiarle cualquier cosa, una compañera leal y mi mejor amiga desde que tengo uso de la razón. Era morocha, de ojos marrones . Esa noche lucia un vestido de encaje blanco, elegante y acorde a su figura. A su lado Alison me revisaba con la mirada, supervisándose de que todo estuviera bien. Era morocha, de ojos café intenso y llevaba un vestido hecho a medida de color salmón. Ella era como la "madre" del grupo, siempre estaba para nosotras y nos regañaba cada vez que hiciera falta. Claro que no diría que era una persona aburrida, porque claro que no. Sabe divertirse al igual que nosotras pero es la más responsable de todas. Esperaba a que empezara con su discurso de "¿Cómo nos vas a asustar así?" pero en sus ojos se notaba la preocupación, así que eso podría esperar. Por último estaba Francesca que me miraba divertida por el rabillo de su ojo, seguro sacaría sus conclusiones de que había intentado escapar. Era castaña, de ojos verdes y traía un magnífico vestido gris, bordado a mano. A ella le encantaba bromear y su simpatía te llevaba lejos, era una persona con la que podías hablar de todo y siempre te escucharía. Hanna me lanzó una última mirada y se adelanto hacia la salida, vamos chicas alcance a oír y todas fuimos detrás de ella. 

Me sentía aturdida por el sonido de la música y mis ojos por alguna extraña razón buscaban encontrarse nuevamente con el hermoso chico que me había ayudado. Supe que había sido muy descortés de mi parte ni siquiera haberle agradecido por rescatarme de los brazos de aquél otro chico, pero ya era tarde, tal vez nunca más lo volvería a ver.

—A ver, ahora cuéntanos todo. —Dijo Hanna ubicándose a mi lado en el majestuoso sofá de nuestro apartamento en Sattle. Concurríamos a la universidad desde hace un año y nos habíamos propuesto vivir las cuatro juntas. Alison y Francesca dejaron de hablar y prestaron atención. 

—Bien. —Tomé aire antes de continuar— Cuando me encaminaba detrás de ustedes me tope con un chico.

Francesca abrió sus ojos como platos y dio un gritito de felicidad. —Sigue — pidió Alison luego de palmearle el hombro a Fran para que se callara.

Me tenía sujeta y no pude alejarme. —gruñí por lo bajo y me auto corregí—bien, en realidad no es que no pude sino que por alguna extraña razón, no quise.

Hanna me sonrió con complicidad y alzo una ceja. —¿Era lindo— No pudo evitar preguntar, me sonroje al instante y evadí su pregunta.

—Ese no es el punto, de repente otro chico me sostenía. —Alison me miro sorprendida —Él se molesto, lo golpeó y me sacó de allí.

Un amor imprevistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora