Narra Lana:
-¿Te gusta mi hermano?- Me preguntó Gabs-No. Demasiado inocente para mi gusto.
-¿Es porque te dije que es vírgen?- Gabs se reía.
-No...
-A mi me parece un tío muy majo. Busca nueva modelo... Quizás te interese.
-No me gusta tomarme fotos en estudios, no soy modelo, Gabs.
-Está bien. Al final viniste tu a mi casa, te iba a recoger a las ocho.
-Sí... Estaba muy impaciente.
-¿Ya nos vamos?
-Vamos, Gabs.
Bajamos las escaleras hablando de estupideces y al llegar a bajo salimos y nos dirigimos a su coche.
-Bienvenida a mi nuevo coche!- Dijo entrando en él
-Gracias supongo.
-Amo tu vestido, Lana, es muy oscuro con esas calaveras y combina con los tacones también negros.
-Fue lo primero que encontré.
Llegamos a la fiesta y nos pusimos a bailar y a beber. Estaba tan borracha que no sabía lo que hacía...
Un chico alto me miraba muchísimo y la verdad es que en ese momento me pareció guapísimo, ese chico tendría que estar en mi cama esta noche.
Me dirigí hacia el, empujando a toda la gente, cuando llegué le invité un trago de cerveza.-Hola...- Me dijo con timidez
-Hola, guapo.- Dije con picardía
-No he parado de mirarte, eres muy preciosa.
-Gracias, tu mucho mas...
Nos quedamos mirando unos segundos hasta que el me atrajo a su cuerpo con una mano en mi cintura. Me besó. Un beso apasionado y salvaje, con lengua y velocidad. Me susurró al oído...
-¿Vamos a mi casa o a la tuya?- Una propuesta increíble... Me acordé que mis padres no estaban hoy en casa así que le respondí que a mi a casa.
Salimos de la mano y el pidió un taxi, di mi dirección y cuando llegamos el pagó el taxi.-Vamos, nena...
Entré a casa de la mano de aquel chico y subimos a mi habitación, estaba todo oscuro y apenas podía ver su rostro, prendí la mesa de noche y por lo menos alumbró algo.
Volvimos a besarnos desesperadamente hasta llegar a la cama.
Me comenzó a quitar mi vestido lentamente y mis zapatos, yo le quité su camisa y desabroché su pantalón.-¿Tienes preservativos?- Pregunté
-No suelo llevar ya que... soy... vírgen...- Respondió avergonzado
-No te preocupes, seré amable y no te rasguñaré la espalda cuando me hagas gritar...- Dije riendo.
Desde los catorce que no soy vírgen, ya se como hacer esto, yo lo ayudaré.
Estábamos en ropa interior y decidí hacer que se excite un poco...
Acaricié la tela de su bóxer, haciendo que el gimiera, luego pasé mi lengua por la tela y escuché otro gemido un poco mas alto.
El resto es historia...