Bueno, aquí les traigo el penúltimo capítulo de Una noche en el Sodoma, la semana que viene, la historia concluirá con un epílogo.
Este capítulo es bastante atrevido para mí, como inexperta fanficker, y me he permitido varias licencias, pero la historia no tendría sentido si nos la tomamos demasiado en serio (al fin y al cabo, UNEES pretende ser una parodia) y en todo caso, esta escena final entre Morgan y Kato es una de las primeras que me vino a la mente cuando me planteé la historia. Escribir este capítulo, y este delirante diálogo entre dos personajes a los que adooooooro ha sido tremendamente divertido. Espero que para ustedes, sea igualmente divertido.
Os dejo ya con el capi. Hasta la semana que viene y ¡Feliz Navidad!
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Morgan salió del Sodoma un rato más tarde, lo suficientemente borracho como para no sentir ya con tanta violencia la intensidad de sus sentimientos, y lo suficientemente dueño de sí mismo como para distinguir a la primera el vehículo en el que Kato llevaba un buen rato esperando. El coche que habían alquilado para sus desplazamientos durante aquel viaje era muy parecido al que el japonés poseía en la Gran Manzana: grande, oscuro, innecesariamente caro y ostentoso, y estaba justo donde Noel le dijo que lo encontraría: aparcado en un lateral del Sodoma, sobre la acera y al lado de un más que llamativo cartel que prohibía el estacionamiento.
Morgan dio un sonoro suspiro antes de acercarse al vehículo, a la vez que ensayaba una pose de estudiada indiferencia. Accionó la apertura de la puerta del copiloto, con la intención de hacer una digna entrada, para constatar que esta estaba cerrada desde dentro. Volvió a tirar de la puerta, esperando que para ese entonces Kato se hubiera percatado de su intento de entrar y hubiese abierto el seguro, pero seguía cerrada. Se agachó para mirar por la ventanilla y vio al japonés enhiesto en su asiento, mirando al frente e ignorándole a conciencia. Dio dos impacientes toques en la luna con sus nudillos.
—¿Me abres o qué? —preguntó.
El japonés volvió sus ojos en su dirección y le miró por espacio de unos segundos. Luego, con premeditada lentitud, llevó sus dedos hasta el botón que abría las puertas.
—Gracias —resopló de mal humor, una vez que pudo entrar y ocupar su lugar en el asiento del copiloto.
Desvió su mirada hacia el japonés para constatar si su entrada había tenido algún efecto en él, pero su hierático rostro no dejaba entrever ninguna emoción.
—¿Ni siquiera me vas a dirigir la palabra? —le preguntó, bastante molesto por la indiferencia con la que el otro le recibía.
—¿Dónde están Noe..?
—Noel y Karel se fueron al hotel hace ya rato —le cortó Morgan, aún más malhumorado si cabe al constatar que efectivamente no tenía intención de hablar con él. No al menos de aquello de lo que Morgan sí que necesitaba hablar. En un último intento de tirarle de la lengua añadió—: Supongo que querían ahorrarse nuestra escenita.
Kato le miró como si no tuviera la más remota idea de qué le estaba hablando.
—Pues entonces, ya podemos irnos —dijo sin más, accionando el motor del coche.
—Kyosuke... —Morgan puso una mano sobre el antebrazo de Kato, impidiéndole seguir los movimientos necesarios para poner en marcha el coche—. Habla conmigo, aunque solo sea para echarme la bronca.
—No creo que sea necesario que...
—Que me digas algo, joder —exclamó, ya fuera de sus casillas.
Esta vez sí que consiguió una respuesta del japonés, pero no la que esperaba. Kato no se enfadó, ni le respondió en igual tono. Simplemente suspiró. Le observó mientras se quitaba despacio las gafas y frotaba el puente de su nariz, y se regodeó en su contemplación, como cada vez que Kyosuke dejaba caer su máscara para dejarle ver su verdadero ser.
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Una noche en el Sodoma
FanficEl Sodoma es la mayor discoteca gay de la ciudad, y la de más dudosa reputación, no hay duda. Cada noche, a ella acuden miles de hombres en busca de alcohol, de diversión, y de sexo. Pero... ¿qué pasaría si los personajes de tus novelas favoritas ac...