Esa noche dormí profundamente, tal vez por eso hoy estaba de tan buen humor. Eso, o que la motivación y las ganas que tenia por conseguir mis metas me hacían querer que el día pasase rápido para hacer lo que jamás hubiese imaginado desear... entrenar.
Durante todo el día la situación con mi padre fue idéntica a la de ayer, solo me hablaba para lo estricto y necesario y, en mucha de esas ocasiones ni si quiera era él quien me lo decía. Mandaba a Brais, quien empezaba a estar un poco hasta las narices de hacer de mensajero.
Esa misma tarde estaba sacándome un café de la maquina mientras veía como Brais sometía a un par de chicos a un duro entrenamiento. Aproveche mientras se hacia el café para observar los ejercicios y así, más tarde poder practicarlos yo. Cuando el rico olorcito del café me advirtió de que estaba listo para que yo lo ingiriese, cogí el vaso y en ese mismo instante un loco descerebrado llamado Noah me asusto por la espalda, haciendo que el café ardiendo casi volcara sobre mi mano.
- Lo siento nena- dijo dándome un beso en la mejilla y luego me abrazó. Era un chico estupendo, inteligente y muy cariñoso. La cercanía física entre nosotros era tan normal como la necesidad de un bebe de alimentarse a diario.- ¿Estas mejor hoy?- preguntó rodeándome la cintura con sus brazos y pegando mi cintura a su pelvis.
- Eso creo. ¿Sabes si Brook ha llegado ya a Ibiza?- pregunte para saber si el si había conseguido contactar con la ultima parte de nuestro trió. La señorita Brook había salido de viaje con su familia. Tenía raíces españolas por lo que, un par de veces al año viajaba hasta la isla. Algún día me metería en su maleta, me iría con ella de polizón y nos daríamos un fiestorro tan típicos de esos que allí se daban.
- Si no recuerdo mal, todavía sigue en el avión hasta dentro de tres horas. Pronto nos llamara.
- Seguro que si- sonreí por primera vez desde ayer.
- Tengo que irme, mi padre me espera, quiere que conozca a su nuevo socio. ¿Seguro que estas bien?- volví a asentir con la cabeza y él volvió a besarme en la mejilla- Más tarde hablamos, quiero estar al tanto de todos tus progresos como superestrella de MMA.
- ¡Oh, cállate!- dije golpeándole juguetonamente el brazo.
Me despedí de Noah, quien saludo a mi padre al cruzarse con él y cuando paso por mi lado sentí su mirada de reojo. Me di la vuelta y ¡Leches!
- ¿Has terminado ya con tu noviecito?- pregunto Brais en un tono mucho más que arisco.- Tu padre quiere saber si ya has cobrado los cheques de ayer.
- Si, esta mañana he ido al banco. Y para que conste, aunque no tengo por qué darte explicaciones... Noah no es mi novio, es mi mejor amigo y encima... es gay.
Brais se rio ante mis propias narices, mirándome como si fuese la persona más ingenua de este mundo, lo cual hizo que mi sangre comenzase a hervir y tuviera unas ganas increíbles de borrarle su estúpida sonrisa de un puñetazo.
- Ese tío no es gay... Créeme, para eso tengo un radar y aunque tu no lo veas, te mira como un lobo a un cordero... con hambre.
- ¡Claro que no! Lo conozco desde hace años y es gay.
- Piensa lo que quieras, luego no digas que nadie te advirtió.
Tal y como él era, de pocas palabras, se alejo para preparar la siguiente clase. Inevitablemente no pude evitar bajar la vista a sus nalgas ¿Por qué? Con todos los tíos que iban al gimnasio y el único que pensaba que estaba hecho para enmarcar y guardar por los siglos de los siglos tenía que ser ese idiota.
El pensar en las nalgas de Brais me hizo pensar en algo más... Noah era gay, de eso no tenia duda. Él jamás me mentiría y, muchas veces habíamos adorado el físico de otros hombres... lo que me resulto curioso en ese mismo momento fue algo en lo que nunca antes había pensado. Jamás le había visto con un chico.
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The HIT "No hay éxito sin riesgos"
RomanceKayla Ortiz a sus veinticuatro años pretende cerrar su etapa en la universidad con el firme propósito de convertirse en la mejor luchadora de Artes Marciales Mixtas de su generación. Por supuesto, su padre, Francis Ortiz, dueño de un gimnasio en el...