Cap. 16

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Abrí los ojos con dificultad, por culpa de los rayos de sol que impactaban contra mi cara. "¿Qué hago yo aquí?" -me pregunté- "Oh, claro, ya lo recuerdo" -hice memoria de lo sucedido ayer-.

Giré la cabeza y lo vi, ahí, durmiendo con cara de angelito. Tuve impulsos de comérmelo a besos, pero los reprimí. "No, ____, tiene novia y sabes que jamás se interesaría por ti" -me autoconvencí-.

Nathan: Veo que ya estás despierta -me sobresaltó su voz ronca-.

Yo: Así es, ¿no has dormido incómodo teniendo que soportar mi peso?

Nathan: En absoluto -me lanzó una sonrisa que casi me derrite-.

Lo observé de arriba abajo. Estaba con los brazos cruzados detrás de su nuca, apoyado en el tronco del árbol. Que sexy era, pero no, "se mira, pero no se toca" -recordé la frase que solía decir mi madre cada vez que preparaba pastel y yo robaba un poco de la nata-. Sin querer, mi estómago rugió.

Nathan: Veo que tienes hambre, leona -me lanzó una mirada a lo salvaje y no pude evitar reír-. Será mejor que nos pongamos en marcha, debemos llegar cuanto antes al campamento y así comeremos. Además, los chicos deben estar preocupados.

"¡Amy!" -pensé-.

Ella era mi compañera de tienda y estaría enfadadísima no solo por dejarla sóla, sino por haberla dejado sóla con Nathan. Se supone que a ella le gusta y yo, de mala amiga, quitándoselo. Bueno, eso no, porque yo no le gusto pero sí estando con él más de lo que debería. Y, por si fuera poco, Nath tiene novia y no se merece que le haga esto. Definitivamente soy la peor persona de este planeta.

Nathan: ¿____? ¿Estás ahí? ¿Hola...?

Yo: ¿Qué? ¿Ah? ¿Perdón?

Nathan: Anda, vamos -me agarró del brazo y me sonrió-.

Estuvimos, diría yo, una hora caminando. Durante el trayecto él me fue contando cosas como que amaba a su ex novia y que daría lo que fuese por volver a salir con ella. "Yo daría lo que fuera por salir contigo y más..." -me lamenté para mis adentros y di gracias a que no lo dije en alto-.

Por fin, a lo lejos, divisamos unas siluetas que se volvieron nítidas hasta tal punto en que se transformaron en tiendas de campaña. Tal y como había imaginado, los chicos estaban gritando nuestros nombres mientras registraban el lugar. Nos ocultamos tras un árbol para ír la conversación que entablaban Jay y Tom.

Tom: Juraría que ella venía detrás mía por el bosque cuando me perseguía y, al cabo de un rato, la perdí de vista. Nathan desapareció, así, sin más. Seguro que era por lo de su ex y tal. Siempre me he preguntado que le sucedió y qué lo dejó tan tocado.

Observé a Nathan de perfil, quién parecía poner mucho interés en lo que ellos decían. Me cuestioné la misma pregunta que ellos: ¿Qué le sucedió que le dejó tan tocado? Me paredió descortés por mi parte preguntárselo así que volví a poner el oído y seguir escuchando lo que hablaban.

Jay: No lo sé, pero por lo que tengo entendido, tuvo que renunciar al amor de su vida.

Que triste debió de suponer aquello. Nunca me había planteado como se sentiría al renunciar a la persona que más quieres. Yo había perdido a mis padres, sí, pero nunca me lo pregunté a la hora de el chico que quería. ¿Qué pasaría una vez que terminase el verano? ¿Tendría que renunciar a Nathan porque no lo vería jamás? Tan sólo de pensarlo, un gran sentimiento de pena me invadió. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos de mí.

Tom: A saber que están haciendo esos dos... -le lanzó una mirada pícara a Jay a la vez que le daba un codazo- Porque han pasado los dos la noche fuera, juntos, solos, a la luz de la una llena...

Ojalá este verano nunca terminase... (Novela de Nathan Sykes y tú) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora