V e i n t i s i e t e

202 30 3
                                    

Joseph;

Hoy te fui a visitar.

Hablé con tu papá.

Me dijo que me dejaste una nota; que estás desaparecido...

El parecía un buen hombre, aunque no se mostraba preocupado por tu desaparición.

Me despedí del hombre y me fui a mi casa para poder leerla tranquila en mi habitación.

La carta decía:

"Mary; adiós, enserio te amo, pero parece que tú no. No lo sé, solo estoy cansado. La vida resultó ser muy monótona, ¿sabes? Con lo de mi padre... los cortes... y vos... lo siento. Lamento ser la vergüenza de tus amigos, lamento que tengas que ocultarme, hablando de amigos, ya no me queda ninguno. Todos se enojaron cuando cambié, pero nadie me preguntó por qué, creo que nunca les importé. Mary, adiós, te juro que te amo, pero tú no. Mi cabeza se convirtió en mi enemigo. Siempre pensaba que todo lo que yo hacía estaba mal, y muchas otras cosas que no quiero mencionar... Mary, lamento decirte, que esto... es una nota de suicido, pero lo que más lamento es no poder darte un último abrazo, un último beso, un último anhelo...".

Recuerdo que abracé la carta con fuerza.

Y lloré como nunca lo había hecho alguna vez.

Y te gritaba "perdón", cómo si con eso regresarías al mundo...

Me siento idiota, Joseph... no te valoré.

Tú me diste todo, y yo no te di nada...

Y ahora no estás, y me siento fatal.

Soy una idiota.

Me gustaría que regresaras.

Me gustaría darte ese último abrazo, ese último beso, ese último anhelo...

No tienes idea de lo que daría porqué estés 5 minutos más en mi vida.

Te diría todo lo que siento.

Pero ahora... ya no hay caso que haya reconocido mi error.

Joseph, lo siento...

Me gustaría volverte a ver alguna vez, aunque sé que eso no es posible...

Joseph, ¿crees que desde el Cielo puedas perdonar a esta estúpida chica que te ama?

Cartas no reveladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora