Capítulo 1

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Esta no fue una historia de amor convencional, al menos  no de esas en donde la chica cae enamorada de una con tan solo lanzarle una mirada o una frase romántica. Tampoco dire que fue un amor a primera vista por ambas partes.
Pero si dire que aún sostengo la idea de que fue el destinó quien la puso en mi caminó y lo sacó de el.

Aunque fuese cruel lo que nos separó, me saca sonrisas recordarla.

Asi que, empecemos una historia. Una historia en donde hablemos ella, y hablemos de lo hermosa que se veía el primer día de clases. De lo tontas que éramos. De cuando me dijo «Te amo» y luego comenzamos a reír. De cuando tome sus muñecas y la hice gritar. Y también de cuando la vi marcharse.

Hablemos de ella, con quien aprendi el significado de dolor.

Según dicen que el pasado es la parte más importante e íntima en la vida de alguien, pues en el hay pequeños detalles que sirven para asi conocer mejor a una persona, ¿no?. Comenzare con lo básico:

Nací en Minnesota, Canadá, en 1998, durante una efímera nevada de invierno.
Crecí y disfrute de una linda infancia, llena de risas y juegos tontos, los cuales goce con mis padres y familiares en mi cuidad natal.
Mis padres, ambos trabajaban, pero apezar de eso los veía seguido entre la semana. Papá era un arquitecto conocido en la cuidad. Y mamá trabaja como asistente en la empresa familiar, con papá.
No tuve hermanos, pues mis padres decian que conmigo era mucha responsabilidad, asi que podría decirse que pase gran parte de mi infancia jugando sola, en fin.

Tras el pasar de los años fui creciendo, aprendiendo cosas nuevas y a valerme lo mejor que pude por mi misma en ciertas circunstancias.
Durante mi dieciseisavo año de vida, había pasado exitosamente a un año escolar más, y de hecho hiba muy bien, claro, mis calificaciones no eran las mejores pero al menos habia pasado con un buen promedio.

Esa mañana fue común ó al menos su principio, pues nunca imagine que marcaría la diferencia en esa etapa de mi vida.

Como todas las mañanas «durante el calendario escolar» me levanté en cuanto escuche sonar mi despertador. Me metí a la ducha, cepille mis dientes y me peine, en todo eso no tarde más de diez minutos, tiempo récord si lo ponemos en comparación.
Al salir me vestí, tome mi mochila y salí de la habitación, dirigiéndome a la cocina para tomar algo antes de irme.

— ¿Hay alguien? — pregunte mientras bajaba las escaleras

Silencio absoluto, nadie contestó.

Mis padres solían irse a trabajar desde muy temprano, asi que para la hora en la que yo despertaba ellos ya no se encontraban en casa. Estaba acostumbrada, sabía que los vería por la tarde, realmente no le tomaba importancia.

Al llegar a la cocina, me acerqué a la nevera para sacar una manzana y comerla. Y como cada mañana encontre una nota siendo sostenida con un imán en el gran enfriador.

"Buenos días cariño. Tu papá y yo nos fuimos antes, pero te veremos en la cena. Cuidate

                       Con amor, mamá"

Al terminarlo de leer arruge aquel papel y lo tire en el bote de basura que había en la cocina. Comi tranquila mi manzana hasta que la alarma de mi celular sono, haciéndome saber que tenía exactamente veinte minutos para llegar a la escuela.
Tome mis cosas, y antes de salir revise mi billetera para asegurarme de tener dinero suficiente, por si se presentaba cualquier situación.

El colegio no quedaba cerca de casa, de hecho estaba algo retirado,en auto sólo tomaba ocho o diez minutos llegar. En mi caso quince a pie
Papá solía darme dinero para tomar un taxi y no llegar tarde, también tenía la opcion de tomar el autobús escolar, o despertar antes para que ellos me llevarán, pero no me gustaba, prefería caminar, eso me distraia un poco de todo.

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