Como me podés tratar así

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Vino a verme como enojado. Entró medio golpeando la puerta y se apoyó en una pared que daba justo enfrente de la cama. Me salí de entre las sábanas insultándome por no estar un poco más arreglada para la ocasión. También me sentía feliz, se puede decir que estaba más feliz que enojada. Me puse a llorar ahí mismo, lo abracé y él solamente miró para abajo y se mantuvo lo más alejado posible. Me dio unas palmaditas en la espalda, como a un perro. Además, no podía estar más lindo. Entro todos los locos que ven papeles higiénicos parlantes, de entre toda esa maleza rara, salía este pseudo rockerito con sus chupines negros y su campera usada y gastada, una remera AY Not Dead y esa carita de cuadro que me moría por morder.
Terminó de separarme del abrazo y se sentó en el borde de la cama. No lo invité a los silloncitos del hall porque me daba un poco de vergüenza que las flores fueran de plástico; y por otro lado rogué que no me pidiera ir al baño sin espejos ni bañadera.
Nos quedamos los dos en silencio, él miraba el piso, yo lo miraba a él. Me senté en la cama también y en segundos se levantó y se acostó en la otra cama. Estaba de costado, mirándome con la cabeza pero no con los ojos. "¿Se puede saber qué mierda hiciste?", rompió el hielo. Había que destruír el glaciar Perito Moreno para sacarlo del rictus. Así que intenté hacer un chiste pero no motivó en absoluto sus ondas cerebrales.
Me levanté, caminé unos pasos hasta la pared y después por impulso me acosté a su lado en la misma cama y apoyé mi cabeza en su pecho. Como en el departamento, como en los recientes viejos tiempos. Que parecían muy viejos y muy poco recientes. "Yo voy a estar mejor si te veo".
Solamente vine a decirte que es la última vez que vengo. Que me llamaron tus viejos para que viniera, que me llamó tu amiga para que viniera. Casi me amenazó para que viniera. Así que acá estoy, pero no voy a venir más. Supongo que interfiero en tu recuperación.
No sé de qué me estás hablando. Yo me muero si no venís.
Vos te morís si seguís actuando como estás actuando. ¿Vos te das cuenta? Sos obsesiva, sos drogadicta, ¿qué onda? ¿Te querés destruir?
Vos sos el que fuma hierba, Picasso.
Sabés de que te hablo. Nadie en su sano juicio toma doscientas pastillas de nada.
¿Doscientas...
Pastillas de Rivotril y Alplax, entre otros. Eso encontraron en tu departamento. Y olvídate del departamento, obvio. Si te dejan volver sos unos descerebrados. ¿Siempre fuiste así o te agarró conmigo, flaca?
¿Cómo me podés tratar así?
Si seguías un poco más me iban a acusar de asesinato. Lo mío es la música, no la muerte.
No, lo tuyo definitivamente no es la música, Picasso.
Estuviste acá más de lo que crees, Jari. Hace más de una semana que estás internada. Te dopan todos los días para que duermas tres noches como si fueran una. No entendés qué día estás viviendo. Tomaste doscientas pastillas y tuvieron que hacerte no uno, ni dos, sino tres lavajes de estómago antes de poder ingresarte acá.
¡¿Qué?!
¿A vos te parece que estás bien para salir con alguien? Ni te digo conmigo, te digo con cualquiera, ¿vos pensás que estás habilitada?
Yo sé que te amo y que voy a estar bien si vos me amás...
Es que tenés que estar bien si yo no te amo, porque así son las cosas. Todo bien, pero no puedo estar fumándome todo el día a una persona que no... que todo bien pero no...
¿Ves? ¿Qué me estás diciendo ahora? ¿Qué no me querés? ¿O que solamente querés coger conmigo pero no salir?
¡Ninguna de las dos! ¿No ves que sos infumable? Todo bien Jari, nos llevábamos bien, a veces dormíamos juntos...
No hables en pasado.
... A veces, me hacías un favor. Listo, no más que eso. Nada de dar la vida por el otro: ni yo por vos ni vos por mí. Se acabó. Vine a decirte eso.
Pará Picasso, pará un segundo, no te vayas, hablame. Hablame Picasso. ¿Cómo me decis que soy un faso?
Vos estás consumida por la irrealidad. ¿Sabes que estuviste tres días en terapia intensiva, en bolas mientras te lavaban el estómago? ¿Te parece algo normal?
Creo que... yo tenía mucho frío...
Vas a estar bien, pero sin mí. Ya vine. Ahora, por segunda vez, te toca cumplir tu parte del trato.
Me quedé esperando que mi cerebro reaccionara pero el único signo vital fueron las lágrimas, que no pararon de salirme de los ojos. Como si tuviera una gotera.

ChubascoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora