4. Sorpresa Interrumpa.

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No hacen falta ni un par de gestos para tener a la mujer en mis brazos, un par de besos y caricias dan el pronóstico de lo que se suscitará a continuación, de entre carias por cualquier rincón de la casa terminamos en su habitación, decido tomar las cosas de forma lenta, tranquila, pero ella al parecer tiene unas ideas un poco más agitadas, de cualquier forma es algo inimaginable para mí, cual si fuese un sueño, como si mis metas en la ciudad estuvieran listas, me siento en júbilo. Al finalizar ella decide recostarse en mi hombro, yo me siento realmente bien, ni en mis mejores sueños ni en los mejores planes me hubiera imaginado en esta situación, le acaricio la cabeza, ella se ve realmente cansada, ha tenido un día difícil y lo comprendo.

Me dispongo para ir al baño, no sin antes dar un recorrido por la sala para servirme un trago, no es muy tarde, no es ni madrugada, veo con detenimiento los cuadros, son animales, son del tipo de cuadros que tendría un cazador en casa, sonrío un momento pensando lo divertido que sería que Victoria fuera cazadora, sin embargo luego de ello siento un escalofrió cuando llega a mi mente la imagen de lo que podría ser su marido, un tipo agresivo y desinteresado, violento, supongo que no debe de estar en casa, sí, alguien con una casa como esta debe de estar viajando todo el tiempo, intento relajarme con ese pensamiento pero no me consuela del todo, así que decido dar un recorrido por los lugares de la casa donde estuve para recoger mis ropas, las cuales fuimos despojando poco a poco. En el trayecto revolotean en mi mente los pensamientos de esta mañana ¿es esto lo que realmente quiero en la ciudad? ¿Vengo realmente a buscar dinero o a vivir algo diferente a las experiencias que se pueden vivir en un pueblito? Encuentro la copa de coñac de hace un rato y decido darle un trago, me recargo contra el sillón de la sala un segundo y reflexiono al respecto, recuerdo a mi esposa y mi hijo, estar en esta situación seguramente les decepcionaría, pero luego los pensamientos aplastantes que me dijo Tomás sobre la seguridad que mi mujer no tuviera ya otro hombre sumado a la sensación de lo bien que me lo pasé ahora me hacen llegar a una conclusión, si extraño a mi hijo, pero en realidad esto es lo que venía a buscar. Intento calmarme pensando que esta situación casual no se dará todos los días, hoy fue un milagro. Decido irme a recostar de vuelta, sin duda las sábanas y comodidad de aquí son de un nivel incomparable y ni que decir de la compañía que me espera. Me recuesto de vuelta y me dispongo a cerrar los ojos y descansar.

De momento, entre sueños escucho algo estruendoso, parece ser la puerta de la casa que se ha azotado, hay pasos acercándose a la habitación y entro en un estado de nerviosismo jamás antes pensado, una sensación de arrepentimiento y escalofríos recorren todo mi cuerpo y saturan mi mente no hago más que pegarme a la cabecera de la cama, Victoria despierta, no dice nada, es obvio lo que está a punto de acontecer, ella se repliega al otro lado de la cabecera intentando separarse lo mayor posible mientras los pasos se hacen cada vez más fuerte, pareciera cada paso ser una puñalada en mi pecho, de momento la muerta de la habitación se abre de forma brusca, la iluminación es poca, una ligera luz que entra por la ventana deja ver más que la silueta, un hombre alto, robusto, de edad avanzada, una frente que se expande por la calvicie, unos ojos arrugados que poco dejan ver, una nariz grande que arruga y claras señalas de que está alcoholizando, tiembla al estar de pie, el terror es inimaginable, únicamente espero sus palabras no hay nada que explicar, el da un manotazo contra el tocador, que se encuentra a la izquierda de la puerta, caen varios perfumes al piso y mientras tanto grita -¡¿Quién es este?! Puta de mierda, la mujer no hace solo grita, yo estoy paralizado, no tengo palabras, el me mira fijamente, parece que tiene cierta dificultad en el habla debido al alcohol, da otro manotazo contra las cosas del tocador y procede a abrir uno de sus cajones de manera violenta, sumerge en el su mano con mucho ruido y toma una pistola de metal que brilla ante un rayo de luz que entra por la ventana. Da un par de pasos y veo con mayor claridad su cara, no solo es un alcohólico violento, es mi jefe de la oficina, el señor Yunes.

Siento debilidad por todo el cuerpo y mis ojos se abren ante el terror, la mujer se levanta de la cama e intenta gritar a su marido para frenar la agresión, el carga el arma y la apunta a un metro de mi frente, la mujer intenta jalarlo pero es muy débil, no parece lograr nada y el hombre se ve decidido, el repite: -¡¿Quién es este?! Pu... - y antes de que pueda terminar su oración y ante los intentos de su esposa por quitarle el arma, un disparo inesperado. La bala pareciera entrar por el torax, la habitación se inmuta y los rostros de todos se pintan en susto, el hombre sostiene a la mujer y queda completamente sorprendido, debilita su brusquedad y la observa a los ojos, Victoria tiene los ojos abiertos pero dudo que se encuentre viva, todo es fúnebre en el cuarto, pareciera que el Señor Yunes ha perdido el interés en atacarme, solo la ve a ella, con un rostro que inspira depresión y que no es propio de él...

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Entre un clima mas bien seco de esta zona sureña y con un periódico capitalino amarillista entre manos leo el encabezado "Marido ebrio asesina a su esposa en un desplante de celos", un poco de polvo se levanta, pasa y doy un suspiro, el camión se aleja y habrá que caminar un poco, es muy bueno estar de vuelta en casa.



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⏰ Última actualización: Dec 24, 2015 ⏰

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