60

108 11 2
                                    

Cuando la conocí ya estaba casi muerta. 

Sus ojitos, perdidos en el tiempo de un amor que no volvió, se habían cerrado para siempre.

Sólo podía mirarla y acompañarla en su dolor. 

Y aunque ella nunca me lo hubiera pedido, yo la hubiese amado con el alma.  


Frases,decepciones y algo masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora