El comienzo de todo

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David es un chico de cabello negro y ligeramente largo, sin llegarle a los hombros, ojos castaño oscuro y piel morena, mide aproximadamente 1.65. Es otaku, le encanta el anime y el manga, gamer, adora los videojuegos, principalmente los que hablan sobre zombies, también le gusta la literatura, sobre todo la poesía, disfruta mucho de la música de casi cualquier género y en cualquier idioma. Es bastante sociable pero a la vez reservado, solo habla sobre lo que le gusta con las personas a las que les tiene confianza y muy pocos saben cosas sobre su forma de ser aunque eso no le impide ser un poco infantil de vez en cuando.

Gabriel también tiene el cabello negro pero el suyo es corto, sus ojos son tan oscuros que casi parecen negros y su piel también es morena, es más alto que David, mide un poco más de 1.70. En cuanto a su forma de ser es bastante diferente: él es del todo reservado y nadie sabe a ciencia cierta sobre sus gustos y aficiones salvo que adora las novelas y la filosofía y que lo relacionado con la cultura japonesa no es mucho de su agrado. Pasa gran parte del tiempo solo y no parece estar interesado en socializar más de lo poco que hace y, aunque en ocasiones no lo parezca, es bastante maduro.

Si te dejas llevar sólo por las apariencias sería casi imposible que ellos coincidieran en algo, sin embargo, el destino tiene caminos extraños y de vez en cuando hasta las personalidades más diferentes entre sí pueden llegar a entenderse e incluso a ser complemento una de la otra. Esta es una de esas ocasiones, nadie se habría imaginado que estos dos podrían llegar a ser amigos ¡Y mucho menos que entre ellos podría surgir un sentimiento más grande! Pero, como se mencionó antes, hasta las personalidades más diferentes entre sí pueden llegar a ser complemento una de la otra.

Ellos se conocieron por casualidad durante el segundo curso en la preparatoria, en un principio parecía que el hecho de estar en el mismo grupo y tener que compartir todo un ciclo escolar no tendría ningún efecto porque David pasaba el día con sus amigos del curso anterior o intentaba entablar conversación con algunos de los compañeros del grupo mientras Gabriel se encerraba en la lectura y pasaba mucho tiempo vagando por el patio o las canchas y era poco probable encontrarlo dentro del salón de clases y cuando llegaba a estar presente se mantenía alejado de los demás y se enfocaba únicamente en lo que el profesor dijera.

Una tarde, mientras esperaban a que el profesor de una de las últimas clases del día llegara, Gabriel se encontraba sentado en el suelo leyendo un libro y David, sentado junto a un amigo lejos de donde él estaba, lo miraba un tanto intrigado porque la clase que faltaba era una de las que menos parecían agradarle y ni siquiera entró a la primera del año así que no encontraba razón para presentarse tan repentinamente y como si fuera de su interés entrar a la clase.

-¡David!-una chica de cabello corto, al hombro, ligeramente rizado y castaño se acercó a él-Tenía mucho tiempo que no te veía... ¿Cómo te ha ido? ¿Algo interesante o me dirás que la escuela no te da tiempo para nada?-rió ligeramente y se colocó frente a él.

-Claro, seguramente estás en las misma y por eso hasta ahora me buscas-le respondió fingiendo estar molesto-Y así decías que aunque no quedáramos en el mismo grupo seguiríamos siendo amigos-negó con la cabeza en señal de insatisfacción-¿En qué grupo quedaste o por qué es que no te habías aparecido? No me vayas a decir que tenías cosas más importantes que visitar a tus amigos.

-¡No tengo ni una hora libre! Ya sabes que es complicado que a los que debemos materias nos den un buen grupo o cuando menos uno en el que no te exploten-volvió a reír-Bueno, no sólo venía a ver como te trata la vida que por cierto espero que te trate mucho mejor que a mí-murmuró inconforme-Además, quiero pedirte un favor...-hizo una ligera pausa pues no sabía como decirlo-Sabes que no acostumbro hacerlo y te parecerá extraño que te lo pida pero a mí y a mi amiga nos gusta mucho un chico y nos enteramos de que va en tu grupo...

Todo en contraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora