El primero de tantos

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No habían pasado más que dos semanas desde que empezaron a salir y eso, en vez de ayudarlos a saber cómo actuar, les complicaba tomar decisiones sobre cosas tan simples como la manera de saludarse hasta algunas más complejas como la forma de comportarse estando a solas.

Había ocasiones en las que David deseaba correr hasta él y abrazarlo con todas sus fuerzas sin importarle nada más o simplemente descansar sobre su hombro, como lo hacía cuando no había nadie más, viendo pasar el tiempo y disfrutando la lectura, la conversación o el contacto entre ellos y en otras más había tenido ganas, casi incontrolables, de besarlo aprovechando la cercanía.

Y Gabriel no se quedaba atrás, aunque era menos efusivo, también tenía ganas de abrazarlo, de vagar por el mundo tomados de la mano, de pasar horas a su lado hablando de trivialidades, riendo de alguna anécdota divertida o sólo dedicarse a observarlo mientras hacía alguna actividad, lo que se había convertido en un pasatiempo pues analizaba con atención cada gesto que hacía en el transcurso del día con lo que consiguió descifrar casi por completo todas sus reacciones.

Sin embargo, los términos de su relación contrastaban con sus deseos y les dificultaba saber hasta qué punto estaba permitido o no llegar. Aun así eso nunca fue visto como un impedimento pues muy de vez en cuando el más bajo aprovechaba la atención de Brenda y Angélica para abrazar suavemente a su pareja fingiendo que lo hacía sólo por complacer a las chicas.

En una ocasión sus ganas de mayor cercanía llegaron al punto en que se abalanzó contra él antes las miradas expectantes de las chicas.

-Te extrañé tanto, Gabriel-dijo dramatizando el tono de su voz para disimular que lo decía en serio-Últimamente estás muy distante, ya ni siquiera me abrazas o besas como antes-lo miró con ojos grandes esperando su reacción.

-¿Ya vas a empezar con eso?-respondió continuando con la farsa-Deja de fingir que entre tú y yo hay algo más-continuó simulando que quería alejarlo.

-¡Sí que eres cruel! ¿Dónde quedó el amor que me juraste?

-Si esto me libra de ti...-rodó los ojos y lo rodeó suavemente con su típica expresión carente de emociones mientras con el contacto le demostraba su verdadero sentir.

-¿Eso significa que de nuevo me quieres?-le cuestionó con una expresión que sólo el más alto podía descifrar y demostraba lo feliz que se sentía.

-Sí, sí, como tú digas...-sacudió su cabello al tiempo que lo apartaba comunicando algo totalmente diferente a lo que demostraba con ese peculiar lenguaje que habían desarrollado sin necesidad de palabras o gestos fáciles de interpretar.

Mientras tanto el par de chicas estaban totalmente sonrojadas y a punto de desmayarse por la sobre carga de emociones que esa bien actuada escena, como ellas lo interpretaban, les había causado.

-Es una verdadera lástima que no sean pareja-susurró suavemente la más baja.

-¡Lo sé! Gabriel es tan tsundere...

-¡Y David tan tierno!-complementó.

-Son tan lindos juntos que me deprime que no sea más que una simple actuación... Al menos tienen futuro como actores y nos dejan observar sus ensayos-suspiró la otra sin poder contener su emoción.

Así pasaban los días entre ellos, con pequeñas pero significativas muestras de cariño, algunas con el par de chicas como espectadoras y otras más estando a solas.

Un día mientras el más bajo estaba en clase y el otro chico lo esperaba justo frente a su salón Andrea pasó justo frente a él y aprovechó el momento para acercarse a él.

Todo en contraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora