Basuke Love

1. Midorima

1. Midorima x Takao. Pista de Baloncesto.

Las cosas no son siempre lo que pueden parecer. En el basket, nada se puede dejar a la suerte pero yo, estoy obsesionado con ella. Y más hoy. Ningún partido es sencillo, y menos aún contra un ex-jugador de la Generación de los Milagros. Jugábamos contra el equipo del copia habilidades. Shûtoku contra Kaijo. Ryõta Kise contra mi, Shintarõ Midorima. Un duelo por ser el mejor. Pero esta vez, la suerte no estuvo del lado de mi equipo, el Shûtoku. 100-89. Paliza.

Salí totalmente cabreado. Creo que ahí fue cuando le conocí. Vestía el dorsal número 10, pero no recordaba su nombre. Teníamos que volver en autocar a nuestro campo y como siempre, me senté en la parte de atrás.

El nuevo jugador se acercó a donde yo estaba.

- ¿Puedo sentarme aquí?

Asentí y el chico se sentó a mi lado. Me fijé en el chico que se había sentado a mi lado. Tenía el pelo de color negro. Lo llevaba bastante largo, por los hombros más o menos. Sus ojos eran... Los más bonitos que nunca había visto. Eran de un azul plateado muy hermoso.

El chico se giró al sentirse observado y tuve que girar muy rápidamente la cabeza.

- Hiciste un buen partido Midorima, aunque al final perdimos.

-Gracias.

-Mi nombre es Kazunari Takao.

- Encantado.

Takao se puso los cascos. No sé porqué, pero no pude evitar mirarle de reojo. Me parecía adorable y delicado. Durante el viaje de vuelta, pude ir descubriendo que tenía una hermosa sonrisa.

-Midorima...

Porras. Seguro que se había dado cuenta de que estaba mirando.

-¿Sí Takao?

- Me gustaría ser tan buen jugador como tú. ¿Podrías enseñarme?

El corazón se me desbocó y dije algo de lo más irracional.

-Claro. Además me gustaría saber más cosas sobre ti Takao.

-Midorima...

- En el próximo partido ganaremos...

Dije eso como intentando salir del berenjenal en el que me había metido. Él asintió y no volvimos a hablar en todo el viaje.

Los dos estamos totalmente rojos y nos da vergüenza estar juntos a solas, pero, en el campo, acabamos siendo uña y carne, la sombra del otro, un dúo inseparable y letal.

Normal que pasase lo que pasó meses después.

CONTINUARÁ...