La luna parecía de plata y cristal; tan brillante que era simplemente hermosa. La noche era perfecta para beber sangre del delicado cuello de aquel chico que llevaba días observando en la oscuridad de la noche, quería darle unas alas inmortales para poseerlo y nunca perderlo. Lo consideraba él humano perfecto para ser inmortal, quería darle la vida eterna para poder tenerlo; ver su bello rostro toda la vida.
Pero él humano que él observaba estaba apunto de entregarse a la muerte, su familia había muerto; su hija sepultada y su esposa muerta. No soportaba él dolor era algo que no quería sentir, así que ese bello humano que él vampiro había estado observando decidió quitarse la vida en aquel viejo puente que cautivaba a mas de uno con una vista sin precedentes.
Él vampiro quería evitar su muerte, pero estaba hipnotizado por los movimientos que él chico realizaba; eran tan delicados, que podía jurar que era un ángel apunto de morir.Él humano camino hasta la orilla del puente, donde se dispuso a perder la vida. Él joven de aparentes veinticuatro años, dio un paso adelanté cayendo hacia la oscura agua que rodeaba aquel puente.
Él vampiro contemplo como él chico se ahoga sin intentar nada para salvarse, así que decidió tomar esta oportunidad. Así que se tiro al agua en busca del joven, sacándolo de aquel foso que podía ser su sepultura y poniéndolo en él suave césped que rodeaba aquel lago.
—Te daré la oportunidad que a mi no me dieron—le dijo al chico él cual se encontraba al borde de la muerte.
Él joven solo lo veía a quien lo había salvado, no entendía de que oportunidad hablaba.
—¿Que oportunidad?—exclamo mientras tosía agua y su pálida piel perdía a minutos su color.
—La de elegir si ser inmortal o morir— él vampiro lo cuestiono mientras preparaba sus colmillos.
—Ahg—exclamo con dolor—. Quiero vivir—confeso.
—Pero tendrás que seguirme y estar conmigo por la eternidad—declaro mientras se mordía en la muñeca sacándose sangre y preparándose para dar le su sangre para beber.
Él chico solo lo vio directamente a los ojos con determinación.
—Bueno, bebe—dijo mientras le daba la sangre en su boca.
Él chico empezó a beber de aquella sangre maldita, encontrándola con un sabor exquisito.
—Eso es, sigue bebiendo de mi.
Él joven al terminar de beber empezó a sentir un dolor insoportable. Su piel quemaba tanto que parecía que en cualquier momento se le arrancaría. Sus huesos dolían como si estuvieran rotos, pero su piel volvía a tener ese color porcelana, su cabello corto de color castaño retomaba aquella brillante tonalidad, sus labios antes pálidos por la falta de comida volvían a su rojo cereza natural, sus hermosos ojos color caramelo tomaban esa chispa de vida que tiempo antes había perdido ante la muerte de su esposa. Él chico termino de sufrir para luego ver a quien lo había creado con una sonrisa.
—Ahora ve con tus ojos de vampiros aquello que no pueden ver los mortales, adelante, observa bien aquello que esta oculto para el ojo humano Tsunayoshi—dijo él vampiro mayor mientras ayudaba a su acompañante a incorporarse.
Él nuevo vampiro quedo maravillado ante lo que sus ojos veían, se veía cada detalle al máximo, cada pequeño sonido por mas alejado que este sea, se escuchaba tan cerca de él, todo era maravilloso, era increíble.
Había llegado a las alas de la muerte pero había sido salvado por aquel que se queda entre la muerte y la vida.
Definitivamente la vida podía ser caprichosa cuando quería, pero la muerte era la mas caprichosa y traicionera. Lo había aprendido a lo largo de su vida mortal y ahora lo aprenderá él resto de su vida inmortal.—Veo que te gusta esto—le dijo sacando de su ensoñación al mas joven.
-—Es increíble, es algo indescriptible.
—Bueno, que te puedo decir, llevo años con esto—exclamo él vampiro mayor mientras se veía las uñas sin interés y hacia relucir sus colmillos.
—¿Años?, ¿No quieres decir siglos?—cuestiono recibiendo sólo una sonrisa traviesa de su acompañante.
—De hecho siglos, pero veo que ya te lo imaginabas.
—Es mas que claro.
—Pero bueno chico, hay que ir a casa, no es recomendable quedarte hasta él amanecer—declaro él vampiro mientras tomaba al chico de él brazo.
—No, no creó querer quedarme—confesó con clara pena.
Él chico lamentaba no saber tanto de su especie; bueno a lo que ahora llamaría especie por que no cabe duda que seria algo difícil de acostumbrarse.
—¿Como te llamas? -cuestiono él neonato a su creador mientras se dirigían a su casa.
—Me llamo Reborn mi apellido te lo daría pero como sabrás cambio de nombre cada que es necesario—Confesó.
—Entonces... Reborn ¿A dónde vamos?—cuestiono mientras era llevado por él mayor hacia un camino que conocía pero dudaba si estaba en lo cierto.
—A tú casa, espero que tengas listo tu féretro.
Él menor solo se quedo sorprendido, debía acostumbrarse a ser un vampiro y a dormir en un féretro.
—¿Tendre que dormir en un féretro? —cuestiono ante las palabras de Reborn.
—Si quieres sobrevivir... Si—dijo sin más.
Ahora tenia que ir a casa a dormir en un féretro que de seguro tendría que improvisar, al principio seria difícil esperaba acostumbrarse.
—Yo no tengo uno.
—¿Entonces para que matarte si no tienes uno?
—Porque eso quería.
—Eres raro...
—Más raro tú al pensar que tendría un féretro en mi casa para cuando muriera.
—Es algo lógico que piense eso. Después de todo vives solo.
—¿Como sabes que vivo sólo?
Él vampiro mayor se detuvo por un momento como decirle a su nuevo acompañante inmortal que lo seguía, hasta lo espiaba.
—Es de imaginarse—afirmo nervioso—. Se nota a leguas que eres alguien solitario.
Él menor se quedo sorprendido algo le decía mejor dicho su intuición le advertía sobre la mentira de quien ahora lo acompañaba a casa. Pero bueno no podía dudar de aquel que le regreso la vida... Aunque en ocasiones era mejor tener la interrogante y desconfiar de alguien. Y mas si ese alguien era experto en mentir tan bien.
—Mmm— él castaño lo observo dudoso—¿Entonces como sabes donde vivo?—pregunto curioso y algo desconfiado.
—Bueno, se donde vives por que... Eres vecino... Bueno eras vecino de una de mis víctimas, la viuda Patterson creo que era.
—Ya veo... Aquella mujer que murió desangrada.
—Mmm su sangre aristócrata es la mejor, añejada con él tiempo— comento sínico como si hablara de un buen vino.
Él neonato solo observo a su acompañante para luego retirarse a la casa, era raro escuchar como alguien hablaba de la sangre de una persona como un buen vino.
—¿Sabes?-pregunto Reborn sacando de sus pensamientos a Tsuna—. La sangre es la moneda del alma y nosotros la necesitamos para sobrevivir. Luego de un tiempo te acostumbraras a tomar sangre vieja, joven o de aristócratas que para mi es la mejor sangre de todas.
Era algo difícil hablar de ellos pero se sentía tan cansado que solo cerro los ojos con la esperanza de mañana levantarse y saber que estaba muerto. Aunque una parte de él le gritaba que no esperara que sea así. Se durmió con las palabras de su acompañante y él tono silbante que le contaba sobre sus asesinatos y mas. Las simples palabras de Reborn le causaban paz y mas si se lo expresaba con voz cantarina, silbante y divertida.
Como muchos dicen "La sangre es la moneda del alma" y algunos necesitan de aquella bella, dulce y carmesí moneda para sobrevivir, como en él caso de Tsunayoshi y Reborn.
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Con la luna sale la Oscuridad.
Fanfiction-Te desea tanto como tu a él, Lei su alma ¿Sabes que dice su alma sin decir realmente?, me dice: dale su libertad-grito él chico inmortal de bellos cabellos negros mientras tiraba su saco negro hecho de la tela mas fina de esa época. -Hijo no me iré...