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Recuerdo aquella vez en la cual me caí fuera del colegio, una sola vez, en la cual todos los ojos del colegio se posaron sobre mí y se han reído a carcajadas por un largo rato, inclusive cuando ya me retiraba avergonzado.  Los ojos de Gale, Katniss y la pequeña Prim se han fijado en mi. Fue el momento más extraño para mi, no por caerme, no por ser una vergüenza. Sino porque todos me veían a mi directamente, atónitos por el golpe o porque disfrutaban el momento. Pero ahora, en donde estoy todo es completamente diferente. Gale ha dicho que está colado de mí, de un hombre, en televisión nacional. ¡Debe estar loco!
Todos en mi alrededor empiezan a murmurar. Atropellan palabras e inclusive celebraciones. Una cantidad inigualable de personas se acercan a mí solo para felicitarme por este gran paso que estoy dando ahora, pero estoy tan atónito que no entiendo nada de lo que están hablando. No me niego dos veces cuando Haymitch me ofrece una mano para salir del abarrote de personas que me rodean. Le sonrió nervioso cuando entramos a un pequeño ascensor que parece llevar al sótano.
—¿Sabías algo de esto? —pregunta, evitando lo obvio.
—Por esto había estado tan callado el día de hoy. Ha estado planeando esto. —digo.
—Es un muchacho inteligente. Sabía que de esta manera ganaría la simpatía en ti y ganarías muchos patrocinadores. —me cuenta. Seguro de sí mismo.
No puedo creer nada de lo que ha dicho Haymitch. Puedo tener por seguro que este ha sido su plan junto a Gale para poner toda la atención en mí y así hacerme ganar estos juegos. Tengo algo de prisa para poder hablar con Gale y hacer algo que desesperadamente deseo hacerle: golpearle.
¿Como se atreve a hacer esto?
—Peeta. Debes seguir este teatro que Gale ha montado. Necesitamos que puedas hacerlo. ¿Puedes?—pregunta Haymitch en voz baja.

Le asiento una y otra vez. Abrumado es lo único que puedo estar.

—¿Que pasara con Gale? —pregunto.
—El regresara, luego de esto. Primero debemos sacarte de aquí, antes de que se pierda el control de esto. Gale, ha armado una grande declarando su amor por ti en la pantalla. —dice, soltando una risita.
—Gale no está enamorado de mí.—
Digo, en el justo momento cuando las puertas se abren y miró a los ojos grises de Gale. Se me detiene el corazón y todo mis músculos se tensan al unísono, la mirada se Gale solo al escuchar lo poco que he dicho parece cambiar a modo depredador y acepto que he empezado mal la conversación a la cual quería sacarle provecho. ¿Ahora como voy a saber por qué Gale ha hecho lo de la entrevista?
Gale sube al ascensor y un movimiento nos indica que empezamos a descender otra vez. El silencio incomodo del sonido del jingle del ascensor hace que pueda escuchar la lenta respiración de Haymitch y Gale.
—¿Y el resto?—me atrevo a preguntar. —Estarán en el departamento cuando llegamos —responden ambos hombres.
Me sonrojo lo suficiente para entender que he recibido un extremo regaño solo por preguntar. Guardó silencio el resto del camino subterráneo al cual pasamos sin ningún problema y con ayudas de varios agentes de la paz los cuales nos custodian. Haymitch pregunta de cómo va la situación en la superficie y todos responden que la cantidad de regocijo y emoción no cabe en el corazón del Capitolio. Le echó una mirada a Gale el cual evita verme para darle las gracias, él ha hecho el trabajo que el presidente Snow me ha dejado, sin embargo también nos han dado un poco más de tiempo para permanecer vivos en la arena. Estar en la mirada de toda la nación en Los Juegos significa que no se desharan tan rápido de ti y eso te mantendrá con vida lo suficiente para generar empatía con los habitantes y sobretodo con los patrocinadores. Gale ha pensado en todo, él continúa con su promesa de dejarme con vida. Al llegar al centro de tributos y ver la cantidad de reporteros que están por todas partes, sujeto a Gale de un brazo y le doy un pequeño beso en los labios.
Este beso hace que todos los que nos han visto rompan en un grito colectivo de emoción y alegría. Las mujeres aplauden con ánimo y los hombres vitorean una y otra vez la libertad del amor que esta noche ha nacido en Panem.
A Gale le ha tomado por sorpresa el beso, sus mejillas aceitunadas proveniente de la veta están rojas como las manzanas que me comí en el bosque el día de la cosecha, en mi último día de libertad y el día en el cual Gale me ha besado. ¿Como he logrado meterme en todo esto solo por un sentimiento?
—Es hora de dormir... Tienen un entrenamiento al cual asistir en la mañana —dice Haymitch sacándonos de las cámaras y todos los flashes.
Effie nos pone dentro del ascensor de tributos y presiona el botón de nuestro piso. Nos deja dentro del ascensor. Un movimiento nos pone en camino a nuestro piso y recuerdo que los mayores de edad de nuestro grupo tienen una fiesta a la cual asistir esta noche y manejar a toda la prensa que se aglomera cada vez más. Me muerdo el labio superior al desear que Haymitch me brindara un trago de Whisky para calmar la sensación de ardor que cubre mi cara. El sentimiento de soledad que posee mi corazón es grande, Gale me ha ocultado que lanzaría esa bomba que el presidente Snow me ha pedido lanzar a mí. Se me ha adelantado como siempre lo ha hecho.
—¿Por qué no me has dicho nada?—le preguntó en voz baja.
—Por qué no me lo has preguntado. Peeta, te he escuchado hablar con el presidente. —me dice, con voz compasiva pero llena de dolor —No he sido el único que guarda secretos entre nosotros. 
Me ha dejado sin palabras, Gale me ha cazado tal como las ardillas las cuales les vende a mi padre en los días duros del distrito 12. Siempre les da en el ojo, sin lastimar al resto del animal lo cual lo deja cien por ciento comestible. Siempre me había preguntado como Gale se sentiría en sus días de caza y sobretodo cómo se sentirían esas pequeñas criaturas. La respuesta es simple: se sienten fatal. Porque así me siento ahora mismo con que Gale me ha descubierto mintiendo.
—No tienes porque escuchar conversaciones de otras personas, es de mala educación sino lo recuerdas —le digo en voz alta, sonando molesto y sobretodo dolido.
Lo que he dicho a molestado tanto a Gale que sus brazos van bajo mis hombros y me sube sobre el pequeño soporte para manos del ascensor.
—¿Qué has dicho?—me demanda.
Sus hermosos ojos grises se tornan fuera de lugar. Gale está a la completa defensiva por mi arrebató e inmediatamente me siento un niño culpable de hacer algo que está terriblemente mal. El calor que emana mi compañero con su increíble olor hace que mi pecho sufra con todo ese revoloteo que parece invadido por pequeñas mariposas, debo respirar por la boca por toda la adrenalina que transpiró. Intentó poder bajar de donde Gale me sujeta pero es imposible, sus fuertes brazos trabajados me hacen ser su prisionero y mis pies cuelgan en el aire.

Los 74ºJuegos del Hambre (Peeta & Gale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora