Perdimos el control.©

Prólogo

Estaba enfadada, muy enfadada. No quería irme de mi casa para mudarme con dos hombres, no quería irme de mi acogedora casa. Le había dicho a mi madre que me quedaba aquí sola pero ella se había negado rotundamente.

Había acabado de hacer la maleta, estaba que iba a reventar ya que me tenía que llevar toda la ropa. Estaba intentando cerrarla pero no había manera, me senté encima y estaba pegando saltitos para que se me facilitara el cerrarla. Después de dos minutos intentando cerrar la maleta, lo conseguí.

Había quedado con James, mi novio. Íbamos a ir al cine a ver una nueva película que habían sacado. Y ahora que me mudaba, nuestros pisos ya no quedaban tan cerca, ya que donde voy a vivir es una mansión. Nos habían dado las vacaciones de verano, así que me iba a psar el verano con mi nueva familia. Esa que aunque no la conozca tanto odio porque el hecho de haber tenido que mudarme de mi acogedora casa para irme a vivir con dos hombres no me parecia nada bien. Yo quería estar todo el verano con mi novio y no tener que hacer el papel de hija feliz.

Miro el móvil y son las cinco. Cojo mi bolso y me dispongo a salir ya que me estará esperando en el portal con su coche. La película empieza a las cinco y media habrá que darse prisa. Salgo por el portal y veo si coche rojo aparcado en la calle. Me subo al coche, le doy un casto beso en los labios y me pongo el cinturon.

  -Dale James, vamos a llegar tarde. La película empieza a las cinco y media-Le digo para que arranque el coche y deje de mirarme.

  -No puedo dejar de mirarte, amor. Estás guapísima-Dice sonriendo.

Siempre que me ve, me dice algún piropo. Le sonrió como respuesta y se da por satisfecho ya que arranca el coche dirigiéndonos a los cines.