Capítulo 5

42 5 1
                                    

Cogí un cuchillo del cajón y salí de casa, estaba decidido a hacerlo, iba a matarla. Solo es un obstáculo para mi.

Cuando llamé al timbre salió. Me miró extrañada, hasta que vio el cuchillo en mi mano y se quedó paralizada. Entonces cogí y se lo clave en el pecho. Justo en el corazón. Así me garantizaría que muriera. Ella se agachó hasta colocarse de rodillas frente a mi, con los ojos como platos, y su mano en el pecho, tapando la herida.

De repente, por harte de magia, salió volando, y tube que parpadear un par de veces para comprobar que no estaba soñando. Si, estaba volando, pero ¿Cómo? La magia no existía, eso era imposible. Había dejado de sangrar y ahora tenía una pinta siniestra. Entonces, ya en el aire, se abalanzó contra mi, sacandose el cuchillo del pecho y clavandolo en el mio.

Me invadió una sensación extraña, la boca me sabía a sangre, y empecé a ver borroso. Me tumbé en el suelo, agotado. Todo aquello no podía estar pasando, la magia no existía, aquello no había sucedido.

Pero era todo tan real...

Comencé a divagar, mucho. ¡Me estaba muriendo! ¿Quién cuidaría de Alice ahora? No podía abandonarla, no, ahora no. Me necesitaba. ¿Y pápa? ¿Y máma? ¿Me echarán de menos? ¿Se acordará alguien de mi siquiera dentro de unos años?

No pensaba morirme, no era mi hora, y convencido, me levanté del suelo y me arranqué una manga de la camiseta, y la presioné contra la herida. Ya había perdido mucha sangre. No sabía si iba a sobrevivir, era demasiado tarde...

Entonces, ella se acercó a mi, y dándome la mano, me susurró al oido:

-Esto ha sido solo una advertenia, ahora marchate.-

Todas las nauseas, los dolores, la sangre, todo, todo desapareció, y me levanté de la cama de un salto, sudando.


No es un misterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora