flores de media noche

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Capitulo 6

Comencé a sollozar aún sorprendida por mis propios sentimientos, era como si de repente hubiera descubierto una terrible enfermedad.

Otra vez, tenia esos sentimientos hacia alguien, pero, esta vez, no estaba ni siquiera cerca de ser correspondida. Era sólo cuestión de ver cómo Ian veía a Nani, por eso lo evitaba, verlo cerca de ella era la peor tortura que podía sufrir en mi "estado".

Limpié mis lágrimas, luego de un momento aún temblando, cuando sentí que la puerta se abría suavemente. Sorprendida dirigí mi mirada hacia la misma, y no pude evitar que las lágrimas cayeran al ver quién era.

-¿nagisaa?, ¿qué sucede? -Dijo Ian alarmado, se acercó a mi y di vuelta la cara para que ya no viera mis ojos.

Comencé a soltar sollozos ahogados, y para no tener que soportar esa situación dolorosa -y vergonzosa-, me levanté rápidamente y me dirigí hacia la puerta.

Pero él me detuvo tomando uno de mis brazos.

-¿Qué es lo que te está sucediendo?, ¿por qué me estás evadiendo? -Preguntó soltándome mientras yo bajaba mi cabeza y me mantenía inmóvil.

-Ian... no puedo decirtelo, sólo sería una molestia -Susurré, pero a un tono audible para que él pudiera escucharme, y salí de la habitación.

"Este sentimiento se quedará encerrado dentro de mí, para siempre."

Corrí hasta mi habitación y me tiré a mi cama ahogando mi llanto en la almohada, para, luego de un largo rato quedarme dormida.

-0-0-0-

A la mañana siguiente me levanté con los ojos hinchados, y al ver la hora noté que era casi medio día.

-¡¿Superior?! -Pregunté frente a la puerta del baño pero nadie me respondió.

No quise salir de la habitación, pues no me veía nada presentable, y necesitaba estar sola. Así que tomé un largo baño y al salir me tumbé en mi cama, cogí mi móvil y mis audífonos para luego sumergirme en mi mundo, sólo la música y yo, entonces, cerré mis ojos.

Luego de un par de minutos escuché -por casualidad-, que golpeaban la puerta, así que, dejando mis audífonos, dirigiéndome a la puerta y asegurándome frente a un espejo que me veía presentable, abrí la puerta.

-Hola, princesa -

Di un paso hacia atrás sorprendida. Frente a mi, se encontraba un hombre alto, de másomenos 1 metro 80 centímetros, tez blanca, cabello negro, liso y largo hasta su espalda baja, ojos profundamente rojos, como la sangre.

Y una mirada aterradoramente atrapante, su nombre..

ariel Rainsworth, quien se había convertido en mi prometido, por un acuerdo entre familias.

-Ariel -Dije cortante, con una expresión de disgusto bastante notable en mi rostro.- ¿Qué haces aquí?.

La persona que había visto hacía un mes siendo entrevistado era él, quise pensar que después de un mes, si ya no había entrado al shool high, a esta altura, ya no lo haría.

-¿Qué manera es esa de saludar a tu prometido? -Preguntó fingiendo aflicción.- Te he extrañado mucho.

Nos conocimos a muy temprana edad, unos 7 años; mi familia ya llevaba años con su empresa financiera, y la de su familia, era un poco más nueva, pero no menos importante.

Nuestros padres decidieron comprometernos, para que a la edad de 20 años, nos casáramos, y así unir las empresas. Porque al yo poseer el apellido de mi madre, y la empresa estar al nombre de mi padre, no podria heredarla, fue una buena decisión, pero no contaban con esto.

El Destino Del Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora